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Qué sabes del contagio emocional

Todos sabemos, o intuimos de algún modo, que se contagian las emociones. Tan sólo hay que escuchar la risa de un bebé, o ver una buena película para experimentar contagio emocional.

Ahora bien, ¿alguna vez te has preguntado cómo se contagian las emociones? Es más, ¿sabes cómo evitar el contagio emocional negativo o cómo contagiar emociones positivas?

Vayamos poco a poco

Qué es el contagio emocional

A diferencia de lo que algunas personas piensan, el contagio emocional no es lo mismo que la empatía.

El contagio emocional nos lleva a desprendemos de nuestras propias emociones para adoptar las de otros. Sin embargo, la empatía nos ayuda a entender las emociones ajenas sin necesidad de perder las nuestras.

Te pongo un par de ejemplos para que lo veas claro.

Contagio emocional: Vas al cine todo contento, y ves una película muy emotiva en la que le pasan muchas calamidades al protagonista. Su dolor te secuestra emocionalmente y acabas contagiándote de lo que siente. Al salir del cine sigues aturdido y con esa emoción en mente. Es decir, te has contagiado de su emoción.

Empatía emocional: en este caso verías la película, disfrutarías de la historia, aunque te apenara en cierto grado, pero al acabar la película podrías seguir disfrutando del buen rollo que tenías antes de entrar al cine.

Ahora bien, como ves son aspectos que en realidad se tocan pues para empatizar se necesita cierto grado de contagio emocional (también te entristece la película). Sin embargo, el contagio emocional implica ir más allá, es dejarte invadir por la emoción ajena.

Dicho de otro modo, la empatía sería algo así como palpar la herida para entenderla y quizás ayudar a curarla; el contagio emocional sería crearse una herida para que también forme parte de ti.

En cualquier caso, esto no quiere decir que el contagio emocional no sea bueno, de hecho, como veremos tiene mucha utilidad. De hecho, el contagio emocional puede ser estupendo si te contagias de emociones positivas en un momento dado. ¿Verdad que te gustan esas risas contagiosas que te alegran la mañana?

 

Cómo se contagian las emociones

Como sabes, las emociones son una afectación del estado de ánimo que marcan nuestra forma de enfrentarnos a la realidad. De hecho, nos influyen a la hora de relacionarnos (con los demás y con nosotros mismos), tomar decisiones, actuar…

Este contagio emocional puede ser positivo o negativo, al igual que individual o grupal, pero ¿por qué se produce?, ¿cómo se contagian las emociones?

A mi modo de ver, existen varios mecanismos por los que se contagian las emociones.

Uno de ellos, y quizás el más importante, se debe a las neuronas espejo. Aunque es un término que se puso muy de moda, y que quizás conozcas, te explico brevemente de qué trata para que lo entiendas mejor.

Qué son las neuronas espejo

En los años 90, un grupo de investigadores encontraron por causalidad un tipo de neuronas muy especial, las neuronas espejo.

Estos científicos estudiaban en primates cómo se activaban zonas del cerebro mientras realizaban algunas actividades sencillas como agarrar una fruta. Hasta aquí todo bien, lo curioso fue lo que observaron por casualidad durante su investigación y sin buscarlo.

Descubrieron que algunas neuronas se activaban no sólo cuando realizaban una actividad (como era de esperar), sino también cuando los primates estaban inmóviles, pero veían cómo otro individuo realizaba la actividad. ¿Qué estaba pasando? ¡Su cerebro se activaba igual que si ellos mismos estuvieran realizando la acción!

Así, descubrieron que aquellas neuronas se estaban activando por imitación, sin necesidad de que el primate se moviera. Era algo así como si estas neuronas tuvieran la capacidad de conectarnos con los actos de otros. Es decir, reflejaban la acción de otros, y quizás por eso las denominaron neuronas espejo.

Su descubrimiento ha abierta nuevas vías de investigación. Parece que las neuronas espejos podrían ser clave en procesos de aprendizaje por imitación; desde hablar o andar, hasta practicar deportes o tener empatía.

Por el momento, las neuronas espejo se relacionan especialmente con la comunicación no verbal. Sin embargo, aunque sabemos que las neuronas espejos influyen en el contagio emocional, todavía seguimos sin saber exactamente cómo se contagian las emociones. Esta duda sigue ahí porque podemos contagiar y contagiarnos emocionalmente incluso sin ver a la otra persona.

De hecho, contagiamos emociones a través de nuestro tono de voz, o incluso de un mensaje escrito, una foto…

Es decir, podemos contagiarnos emocionalmente incluso sin tener delante a la otra persona que reflejamos. El ejemplo más claro está en la música, que puede transportarnos y contagiarnos emociones.

¿Para qué nos sirve el contagio emocional?

Algunos estudios han demostrado que incluso los bebés de una hora de vida son capaces de imitar expresiones faciales. Aprender a sonreír o sacar la lengua les ayuda a comunicarse con sus progenitores, ganar atención y cuidados. De este modo, se aseguran una mayor probabilidad de supervivencia y un aprendizaje por moldeamiento sobre las “normas” grupales.

Por tanto, parece que este mecanismo de imitación es un proceso primitivo, automático y no consciente. Está en nosotros por una buena causa, ayudarnos a adaptarnos y sobrevivir.

La tendencia innata a contagiarnos de las emociones de los demás puede salvarnos la vida y ayudarnos a socializar.

neuronas espejo cebraSi recuerdas algún documental de animales sabrás que, cuando una cebra echa a correr el resto le sigue. Reaccionar así puede salvarles de ser comidas por un león al que todavía no han visto, pero que intuyen que sí que vio su compañera de manada.

Como ves, las neuronas espejo y este contagio emocional (en este ejemplo del miedo), sirve para protegernos.

Ahora bien, es cierto que el contagio emocional no es siempre agradable.

De hecho, la tristeza, la ira, el miedo pueden resultarnos emociones molestas. Sin embargo, todas las emociones tienen su importancia (ya te hablé de ello en otro post, pincha para leerlo).

Ahora bien, eso no quiere decir que siempre sea conveniente dejarse arrastrar por las emociones de otros. Recuerda las imágenes de histeria colectiva en conciertos que han acabado en avalanchas humanas con heridos e incluso muertos.

Poder decidir si nos dejamos contagiar o no de las emociones de otros, incluso aprender a contagiar a otros, emociones positivas, puede ser una gran herramienta para cuidar nuestra salud emocional.

Sin embargo, no es tan sencillo, la clave está en cómo hacerlo.

Cómo evitar el contagio emocional negativo

Al igual que ocurre con los virus, no siempre es fácil saber quién es portador o transmisor de emociones negativas.

De repente tu pareja llega a casa después de un día duro y vuelca en ti todo su malestar; o coges el coche y alguien descarga su estrés a través del claxon y gritos dirigidos hacia ti. ¿Qué puedes hacer?, ¿cómo mantener la calma o evitar el contagio emocional?

Mantener tu estado emocional inmune y fuerte no se consigue de un día para otro, sino que requiere de cierto entrenamiento.

Al igual que no pretenderías tener unas abdominales fuertes o correr una maratón si nunca has entrenado, tienes que fortalecerte. Para ello, ten en cuenta los siguientes pasos:

1.      Comienza cada día aceptando el reto de observar tus emociones.

Fíjate en cuáles son tus emociones más frecuentes, y en cuáles provienen de ti y cuáles vienen de fuera.

Realiza un pequeño estudio de campo. Durante al menos una semana, anota las emociones y las personas de las que sueles contagiarte con más frecuencia. Conocer estos datos te ayudará a prestar más atención a aquellas situaciones en las que estas emociones están presentes.

2.      Aléjate de aquello que te desgasta

Si ya has descubierto “tu criptonita”, aquellas emociones que te arrastran con mayor facilidad, la mejor opción es evitarlas.

Antes de entrar al trapo en una pelea toma aire, respira profundo y aléjate si te es posible. Practicar la técnica de “tiempo fuera” suele ser una muy buena opción.

Para ello, para evitar el contagio emocional negativo prepara tu plan B.

Muchas veces hemos hablado de relaciones tóxicas que terminan arrastrándonos hacia el lado oscuro, pero, ¿por qué mantenerlas? En muchas ocasiones no merecerá la pena estar cerca de personas que proyectan en ti su malestar. Alejarte de aquello que te desgasta te ayudará a evitar el contagio emocional negativo.

3.      Rodéate de personas positivas, de esas que suman

El mal rollo se combate con buen rollo.

La mejor opción es convertirse uno mismo en una persona que transmite buen rollo. Sin embargo, habrá momentos en los que no sea tan sencillo. En esos casos de vacas flacas, tira de buenos amigos, de esos que con sólo una llamada te alegran el día.

Acércate a personas que disfruten de tu compañía y tú de la suya. Habla, ríe, canta con ellos, diviértete.

Ahora bien, si no las tienes cerca en un momento dado, no te preocupes, genera el buen rollo tú mismo/a. ¿Cómo hacerlo? Sencillo, exagerando lo bueno que vayas encontrando en el camino. Sonríe, aunque no tengas motivos; se agradecido, di a alguien algo positivo sobre sí mismo, échale piropos a quienes quieres… En definitiva, y como suele decirse: “se el cambio que quieres ver en el mundo”.

Cómo contagiar emociones positivas

Como acabamos de comentar, si las emociones se contagian, ¿qué tal si aprovechamos esto en nuestro favor?, ¿qué tal si vamos contagiando emociones positivas y buen rollo al mundo?

No creas que es un pensamiento simple y utópico, esto es algo que las empresas de marketing y publicidad conocen muy bien. De hecho, no es casualidad que relaciones “Coca cola” con buenas sensaciones y “la chispa de la vida”.

Los anunciantes intentan asociar su marca con una emoción positiva de tal forma que, la emoción una ambos conceptos. Así, si quieres sentirte bien recurrirás a su producto. De igual modo, si la campaña es buena, cuando te sientas bien, recordarás su producto por tener la asociación hecha.

Ahora bien, además de querer contagiar emociones positivas por un tema comercial, yo te animo a hacerlo por bien común.

Como en la peli cadena de favores, si tú haces el bien y contagias emociones positivas cada vez habrá más personas felices. Si cada vez hay más gente feliz es más probable que tú mismo puedas contagiarte de su felicidad. Sí, lo sé, puede sonar un poco a los mundos de Yupi, pero me encanta pensar que el mundo puede ser un lugar mejor y que, de algún modo, todos podemos contribuir a ello.

¿Cómo hacerlo?

Ríete más, y hazlo de forma exagerada. Anímate a potenciar tu buen humor escuchando música alegre y que te gusta, practicando algo de ejercicio, cantando, bailando… En definitiva, disfrutando todo lo que puedas. Te dejo el enlace a otro artículo en el que hablo de ello con más detalle.

En cualquier caso, si en algún momento necesitas una dosis de buen rollo y positivismo extra, ya sabes que puedes contar conmigo, al igual que yo cuento contigo.

¿Te animas a contagiar el buen rollo?  Aquí te dejo un artículo sobre cómo contribuir a hacer feliz a los demás que quizás te ayude a inspirarte.

Me encantará leer tus experiencias en los comentarios del blog.

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