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Cómo parar el doble vínculo y los mensajes contradictorios

Cuando te exigen que no seas tan obediente, te dicen que te escuchan mientras siguen atentos al televisor o al móvil o te piden que seas espontáneo, se están comunicando contigo a través del doble vínculo. Es decir, a través de mensajes contradictorios.

¿Cómo puedes dejar de ser obediente si te lo están exigiendo? Si cedes estarás obedeciendo, y si no cedes se te volverán a tildar de obediente. Es decir, da igual lo que hagas, en cualquier caso, pierdes.

¿Qué consecuencias pueden tener los mensajes contradictorios o de doble vínculo?, ¿cómo pueden contrarrestarse?

Antes de responder a estas preguntas, déjame explicarte con un poco más de detalle qué es el doble vínculo.

La teoría del doble vínculo, qué es y de dónde surge

La comunicación humana ha sido muy estudiada, aunque no siempre con la misma finalidad.

Como sabes, es imposible no comunicar pues no sólo nuestras palabras comunican, también lo hacen nuestros gestos, acciones, silencios…

Es más, incluso si nos centramos sólo en nuestras palabras, el tono que empleemos, por ejemplo, el contexto, puede llevarnos a un entendimiento distinto del mensaje.

¿Por qué es importante esto para la psicología? Pues, por muchos motivos.

Por un lado, somos seres sociales y no podemos desvincularnos de esa parte. El cómo interpretemos la información que recibimos influirá en cómo respondemos a ella social, física y emocionalmente.

Por otro lado, como ya te hablé en otro artículo, las palabras pueden dañar tanto y más que un golpe físico.

El estudio del doble vínculo o los mensajes contradictorios

La curiosidad por el doble vínculo y su estudio se remonta a los años 50 cuando Gregory Bateson trató de averiguar cómo influye la comunicación en el desarrollo y mantenimiento de algunas patologías como la esquizofrenia.

Aunque esta teoría obviaba aspectos importantes como las alteraciones físicas cerebrales y por eso fue desechada de este ámbito, sí llegó a tener un gran impacto que se mantiene a día de hoy.

Su importancia radica en que subrayó que la manera de comunicarnos influye en nuestro bienestar emocional.

Características del doble vínculo

Todos en algún momento hemos recibido o emitido algún mensaje contradictorio. Sin embargo, eso de forma aislada no tiene por qué influir negativamente ni dañar el bienestar de nadie.

Ahora bien, hablamos de doble vínculo cuando este tipo de mensajes cumplen ciertas características adicionales a este mensaje contradictorio. Por ejemplo:

  • Se trata de algo que se produce con cierta frecuencia, un patrón recurrente y, muchas veces, malintencionado.
  • Suelen producirse en contextos donde hay una relación desigual.
  • Se producen entre personas significativas en nuestra vida. Es decir, vienen de un padre/madre, una pareja, un jefe…
  • Emplean este tipo de mensajes como forma de manipulación, para invalidar las decisiones de la otra persona.

Como ves, el uso del doble vínculo puede ser una forma de presionar, coaccionar y manipular a otros.

Cuando aparece el doble vínculo generalmente ocurre que si haces algo la cagas, pero si no lo haces, también. De hecho, si protestas y señalas la contradicción, es posible que tengas malas consecuencias (desde críticas a castigos) y, si intentas huir de esa situación, lo tengas complicado. Es decir, estarás atrapado/a.

Lo curioso es que muchas veces no se ve el plumero a quien lo está haciendo. Los mensajes contradictorios pueden ser sutiles y pasar desapercibidos. También puede que los tengas interiorizados y te hayas acostumbrado tanto a ellos que ni los percibas.

Obviamente, no todos los mensajes contradictorios serán igual de dañinos. La clave, como tantas veces, estará en la frecuencia, la intensidad y la duración de este maltrato.

Como puedes imaginarte, este tipo de comunicación dañina puede venir de la mano de perfiles patológicos: maltratadores, narcisistas, psicópatas…  Sin embargo, a veces somos nosotros mismos los que nos ponemos la zancadilla y nos enviamos mensajes contradictorios.

Qué pasa cuando eres tú mismo quien te pones la zancadilla

Sí, generalmente todos hablamos con nosotros mismos, eso nos ayuda a conocernos, organizarnos, entendernos…

Ahora bien, no siempre nos hablamos bien ni con la misma coherencia o respeto que hablaríamos a otros. Es más, en muchas ocasiones veo a personas que tratan a ellos mismos de forma especialmente dura.

En estos casos, solemos revisar en terapia si están utilizando el doble vínculo con ellos mismos.

Te pongo un ejemplo muy común, lo que sucede tras la muerte de un ser querido.

María (por poner un nombre al azar) ha perdido hace poco a su padre, el cual llevaba ya varios meses sufriendo y con grandes dolores.

Al pensar en la muerte de su padre se siente aliviada, porque él ya no sufre. Sin embargo, al descubrir su alivio por el hecho de que su padre haya muerto, siente culpa y se critica por ser una mala hija. Al instante, vuelve a pensar qué clase de hija querría que su padre viviera sufriendo, y la culpa vuelve a crecer.

Es decir, María no se está permitiendo sentir. Este doble vínculo con el que se trata hace que, elija lo que elija, “sea culpable”, al menos ante sus propios ojos.

Consecuencias del doble vínculo o los mensajes contradictorios

Las personas que sufren el doble vínculo, con frecuencia lo describen como sentirse atrapadas, desesperadas, inmovilizadas…

Si con frecuencia se enfrentan a estas formas de comunicación suelen desarrollar cierta sintomatología tanto física como emocional. Así, generalmente hablan de:

Inseguridad

Tienden a pensar si realmente son ellos/ellas que son torpes y no entienden a la primera. No saben qué hacer, cómo comportarse. Al fin y al cabo, sus actos son juzgados de forma negativa hagan lo que hagan.

Indefensión

Al ver que no tienen alternativas, aprenden a resignarse, a permitir que les machaquen de forma constante. El sometimiento puede estar presente durante largo tiempo.

Culpabilidad

Con frecuencia sienten confusión respecto a lo que está sucediendo y tienden a pensar que ellos tienen la culpa de lo que sucede.

Ansiedad

El miedo a ser juzgados los lleva a ir de puntillas por la vida, a ser temerosos de sus propias palabras y actos. Con frecuencia, es posible que la ansiedad y/o la depresión les desborde. De ahí que entre sus dolencias físicas estén los dolores difusos, los mareos, el malestar gástrico, el insomnio…

Qué hacer para contrarrestar el doble vínculo

Aunque puede parecerte algo muy evidente, el primer paso para contrarrestar el doble vínculo es identificarlo.

Para ayudarte a hacerlo, te comparto algunos ejemplos de doble vínculo.

La pareja madre

Una mujer amonesta a su pareja increpándole “deja de comportarte como un niño, yo no soy tu madre”. Si te fijas, por un lado, da un mensaje “no eres un niño”. Sin embargo, por otro lado, lo trata y amonesta como si lo fuera y espera su obediencia. ¿En qué quedamos?

Es muy posible que, si su pareja hace notar esa contradicción, la mujer se enfade aún más y lo tome como un signo más de su rebeldía infantil y falta de madurez. Es decir, actúe como actúe, muy probablemente la pareja se lleve una reprimenda.

Si este tipo de situaciones te suceden con frecuencia, es posible que tu relación de pareja use este doble vínculo.

“Ya sabes que puedes contar conmigo”

Imagina cualquier persona importante en tu vida, que alardea constantemente de lo buen amigo/pareja/hijo… que es. Repite constantemente eso de “ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea”.

Sin embargo, cada vez que realmente has necesitado a esa persona nunca ha estado pese a que le hayas buscado. Para colmo, te recalca eso de que puedes contar con él/ella siempre que quieras y que no entiende por qué te enfrentaste a dicha situación tu solo/a.

¿Puedes ver el doble vínculo?

Si esta escena se repite con frecuencia, sabes que volverá a pasar. Pondrá una excusa, y te dirá que lo cierto es que puedes seguir contando con él/ella siempre, pese a que nunca o casi nunca cumpla esta promesa. Cuidado porque si esta forma de comunicación es frecuente, hay una relación poco saludable.

La falsa elección

Imagina que te piden que elijas entre dos opciones, que te sientas libre para hacerlo. Cuando por fin te decides por una, caen sobre ti como buitres para criticarte.

No importa la opción que hayas tomado, como sabes, en todas las elecciones se gana y se pierde algo. Sin embargo, estas personas que usan el doble vínculo te señalarán que tu elección es una equivocación. Si cambias de criterio tras su crítica, te dará igual, volverá a girar la rueda y te criticarán de nuevo.

Finjo escucharte

Uno de los ejemplos más claros de mensajes contradictorios o de doble vínculo los tenemos al fingir escuchar. Quizás sus palabras digan que tu discurso es lo más importante, pero si continúan viendo el móvil o la tele, te están dando un mensaje no verbal contradictorio.

Lo peor, es que la manipulación suele venir después, cuando niegan que les hayas contado tal cosa o cuando se reafirman en que “siempre” te escuchan.

 

Como te decía, todos podemos dar mensajes contradictorios en algún momento dado, por eso, antes de que se repitan, lo mejor es ponerlo sobre la mesa y hablarlo.

relación tóxica

relación tóxica

Si la persona que practica contigo el doble vínculo se reitera en su conducta, o te hace luz de gas, dándole la vuelta a la tortilla y poniéndote a ti como responsable, ya puedes pulsar el botón de alarma.

Pasos para salir del doble vínculo

Una vez que ya has confirmado que estás en esta situación, hay que comenzar a hacer cambios para que no se repita o, al menos, no te dañe tanto.

Coge perspectiva

El fallo no está en ti, sino en la forma en que se están comunicando contigo.

La manipulación que conlleva el doble vínculo puede ser o no intencionada, pero eso no la hace menos dañina.

Plantéate, ¿cómo actuarías libremente, si no tuvieras miedo a equivocarte o a ser criticado o castigado?

Toma tu propia elección

Que el doble vínculo no condicione cómo vives tu vida. Como decía la canción de Danza Invisible: “hágase tu voluntad, la mejor norma, te van a criticar de cualquier forma”.

Decide, actúa y asume sus consecuencias. Sé que es más difícil hacerlo que decirlo o escribirlo en este artículo, pero muchas veces te merecerá la pena.

Busca aliados

Quizás la persona que te lo está haciendo a ti también se lo esté haciendo o haya hecho a otros. Por eso, el buscar aliados puede hacerte sentir menos solo/a ante una situación de doble vínculo.

Además, sincerarte sobre lo que te ocurre puede ayudarte a ver otras formas de hacerle frente a esta situación.

Para esto, además de los amigos, y personas de confianza, ya sabes que puedes pedir ayuda profesional psicológica. Te la recomiendo especialmente cuando la situación de doble vínculo se ha dado con mucha frecuencia o se ha vivido con mucha intensidad.

De igual modo, puede ser muy importante si eres tú mismo/a quien te pone la zancadilla. Si como en el ejemplo del duelo, ves que estás atrapado/a en tus propios pensamientos contradictorios, pide ayuda profesional. A este respecto, ya sabes que me tienes a tu disposición.

 

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