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Fobias específicas: definición, tipos y tratamientos.

¿Sabes si padeces alguna fobia?

Autora: Ana M. Hidalgo

Seguro que has oído hablar de fobias más de una vez, pero ¿sabes qué son o si tienes alguna?

Todos hemos sentido miedo en alguna ocasión, pues es una emoción primaria universal, con un matiz adaptativo y de supervivencia. De hecho, el miedo nos ayuda a percatarnos del peligro para así poder salir airosos del mismo.

Sin embargo, el problema viene cuando experimentamos esta emoción ante un peligro que no es inminente y/o real. También cuando este miedo es desmesurado y prolongado en el tiempo.

En estos casos, es frecuente que el miedo vaya poco a poco interfiriendo cada vez más en el día a día. Si te ocurre esto, tal vez tu miedo ha derivado en algo más, en una fobia.

Pero, ¿qué es una fobia?

Definición de fobia:

Si atendemos al Manual Diagnóstico y Estadístico para los trastornos mentales (DSM-V) veremos que este término se utiliza generalmente para señalar reacciones de miedo intenso ante un objeto o situación específica como cucarachas, perros, agujas, ascensores….

Este estímulo que causa miedo, casi siempre provoca ansiedad de forma inmediata, incluso aunque no esté presente, sólo con imaginarlo.

Además, va acompañado de evitación y una reacción injustificada y desproporcionada al peligro real o amenazante.

Por lo general, quien lo experimenta, es consciente de que su miedo es excesivo, exagerado e irracional. Pese a ello, así lo siente, aunque esta característica puede estar ausente en niños.

Otra característica típica es que causa malestar significativo en quien lo padece. Es decir, interfiere en su vida de alguna u otra forma.

Además, el miedo, la ansiedad o la evitación experimentada es persistente, durando unos seis meses o más.

Tipos de fobias específicas:

Si bien en algunas ocasiones se usan nombres específicos para cada estímulo generador del miedo. Por ejemplo: cinofobia (fobia a los perros), aracnofobia (arañas) o brontofobia (a los ruidos), yo particularmente no encuentro necesidad en etiquetar de forma distinta, a cada tipología pues la lista podría ser interminable, (piensa simplemente en la cantidad de especies animales existentes).

En vez de ello, en consulta nos manejamos con cinco tipos de fobias específicas diferentes, descritas por el DSM-V:

  1. Fobia animal.

El miedo es causado por uno o más tipos de animales. Entre los animales más temidos y que provocan más fobias están las serpientes, arañas, insectos, gatos, ratones y pájaros.

  1. Fobias de entorno natural.

En este caso, el miedo es provocado por situaciones naturales tales como tormentas, viento, alturas, agua, oscuridad.

  1. Fobias de sangre, inyección-herida.

El miedo es inducido por la visión de sangre/heridas o por recibir inyecciones y otras intervenciones médicas invasivas.

  1. Fobias de tipo situacional.

El miedo se debe a situaciones específicas como transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, aviones, coches (conducir o viajar), lugares cerrados…

  1. Fobias de otro tipo.

Incluye situaciones que pueden conducir al atragantamiento, vómito, ruidos fuertes, caerse, personas disfrazadas…

¿Cuáles son las fobias más frecuentes y cuáles las más raras?

Entre las fobias más comunes encontramos de mayor a menor frecuencia las de tipo situacional, ambiente natural, sangre/inyecciones/daño y animal.

Por ejemplo, fobia a los ascensores, escaleras eléctricas, a las tormentas, a la sangre, las arañas…

Entre las fobias raras o curiosas están la fobia a los árboles, a los payasos, a lavarse, a los ombligos, al color amarillo o a las palabras largas, entre otras muchas.

En cualquier caso, recuerda que todas ellas provocan gran malestar en quien las padece.

¿Cómo llegamos a adquirir estos miedos?

Podemos desarrollar miedos y fobias a través de diferentes modos no excluyentes: modos directos e indirectos. Me explico:

Los modos directos se refieren a aquellos miedos que adquirimos por unja experiencia directa. Es lo que en psicología llamamos, por condicionamiento, donde un estímulo se asocia con una respuesta.

Por ejemplo, tuviste una mala experiencia con un perro que te mordió y desde entonces los tienes miedo.

Los miedos adquiridos indirectamente se refieren a aquellos que hemos aprendido a través de otros.

Por ejemplo, viste como un gato arañaba a un niño, y desde entonces te dan miedo los gatos, o bien tras leer en el periódico sobre accidentes de tren comienzas a tenerlos miedo.

Los distintos modos de adquisición pueden interactuar entre sí, siendo más probable que se genere un miedo intenso o fobia cuando se combinan.

Así, por ejemplo, tras un accidente leve de coche, puedes generarse un miedo ligero a conducir, pero si posteriormente un amigo muere en un accidente grave, esto aumentará la posibilidad a convertir el acto de conducir en un estímulo aversivo e incrementará el miedo a conducir.

¿Es o no es una fobia?, ¿debo tratarlo?

Muchas veces confundimos miedo con fobia. Sin embargo, no es lo mismo pese a que el miedo que experimentes pueda ser muy intenso. Te lo explico con un ejemplo.

Imagina que tienes pánico a un tipo de animal muy concreto con el que tienes baja probabilidad de encontrarte. ¿Sería una fobia a ese animal?

Estrictamente hablando no, dado que no tendrías que realizar conductas de evitación para no encontrártelo. Además, sería improbable que tu miedo, ansiedad o conducta de evitación te produjese un malestar clínicamente subjetivo o deterioro de tu vida a nivel social, laboral o cualquier otra área.

De hecho, es poco probable que ese miedo o malestar te dure seis meses o más dado que es algo que no sueles tener presente en tu mente.

¿Te merecería la pena iniciar un tratamiento para este miedo intenso? A mi modo de ver no, dado que la posibilidad de que interfiera en tu vida es baja.

Ahora bien, imagina que tu miedo intenso es a los ascensores y trabajas en una planta 40. En este caso es probable que te esté limitando dado que es algo a lo que te enfrentas cada día. Es más, puede que trates de evitarlos o los toleres con gran ansiedad casi a diario. Es decir, a priori, tiene toda la pinta de ser una fobia específica situacional.

En estos casos, sí recomiendo iniciar un tratamiento psicológico pues favorecerá que tu calidad de vida mejore. Sin duda, ahorrarás mucho tiempo al no tener que subir a pie 40 plantas cada día.

¿Las fobias tienen tratamiento?

A día de hoy los estudios muestran que las fobias específicas suelen ser más fáciles de tratar que otros trastornos de ansiedad relacionados, como son la agorafobia o las fobias sociales.

No obstante, puede haber excepciones como la claustrofobia o la fobia a conducir.

El tratamiento psicológico en estos casos es la opción más adecuada, siendo más efectivo que el farmacológico.

De hecho, se ha demostrado que es posible conseguir tratamientos notables en ciertas fobias específicas con tratamiento conductual. Es más, con estas técnicas, se ha conseguido que mejoren el 75-85% de los fóbicos específicos.

No obstante, hay que tener en cuenta que cuando existen varias fobias, la generalización de los resultados a otras fobias no tratadas es con frecuencia escasa.

Si ves que tus miedos crecen en algún área de tu vida, no tardes en pedir ayuda, los miedos progresan poco a poco de forma sutil hasta convertirse en fobias.

Afortunadamente, el  tratamiento es bastante eficaz.

Si tienes alguna duda al respecto, o necesitas mi ayuda profesional, puedes contactar conmigo a través de este enlace o justo aquí abajo. Estaré encantada de ayudarte.

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Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor, psicología y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com”

Ana M. Hidalgo

www.terapiaconAna.com

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