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Ventajas y desventajas del asco

Autora: Ana Hidalgo

Siempre estoy promoviendo eso de que todas las emociones nos aportan algo, pero ¿es así?, ¿realmente el asco tiene beneficios?

No sé a ti, pero a mí hay muchas cosas que me dan asco, desde olores, hasta sabores o imágenes.

Sin embargo, pese a que sentir asco no suele ser agradable, el asco, como cualquier otra emoción, tiene sus ventajas. Ojo, también tiene sus desventajas, de hecho, puede asociarse a trastornos importantes. Por eso, por sus ventajas y desventajas, es importante conocer esta emoción.

Qué es el asco

Si buscamos en el diccionario la palabra asco, podemos leer entre sus definiciones:

  • “Alteración del estómago causada por la repugnancia que se tiene a algo que incita a vómito”.
  • “Impresión desagradable causada por algo que repugna”.

Sin embargo, en psicología entendemos el asco como una emoción básica que se produce ante un fuerte desagrado.

Lo curioso del asco es que es una emoción que está influenciada por el contexto sociocultural de cada persona.

Por ejemplo, a muchas personas les parece exquisito comer insectos, mientras que a otras les repugna la idea.

Sin embargo, pese a estas diferencias culturales, los estudios señalan algunos estímulos que parecen producir asco de forma universal. Es precisamente en este tipo de momentos donde el asco tiene mayores beneficios.

Qué estímulos suelen producir asco

Según un artículo publicado en la BBC news, algunos estímulos producen un mayor asco entre las personas. Entre ellos:

  • La evidencia de comportamiento antihigiénico. Esto abarca desde animales relacionados con infecciones (ratas, cucarachas…) hasta la mala higiene corporal.
  • Los comportamientos sexuales promiscuos que puedan dar lugar a infección sexual.
  • Las personas con apariencia atípica, heridas infectadas o lesiones.

Si te fijas, verás que estos estímulos tienen algo en común, desatenderlos puede llevarte a enfermar.

Es decir, el asco tiene la ventaja de protegernos de infecciones y enfermedades, de ahí que sea tan importante. Es más, se ha observado tanto en personas como en animales, lo que le da mayor credibilidad a su beneficio adaptativo.

El asco tiene beneficios

Aunque actualmente la ciencia de la salud ha evolucionado considerablemente, no siempre fue así.

De hecho, la falta de higiene, la poca salubridad de algunos alimentos, o las relaciones sexuales promiscuas han provocado muchas muertes a lo largo de la historia. El cólera y la sífilis son sólo algunos ejemplos de ellas.

Es más, muchas enfermedades infecciosas como la viruela o la lepra, dejaban marcas visibles. De ahí que el asco jugara un papel importante en la protección: nos alentaba a tener precaución ante ciertas alarmas visuales.

Es precisamente aquí donde el asco tiene beneficios. Ver a alguien con heridas con pus y sentir asco, nos protegía de posibles focos de contagio. Es decir, era un método eficaz de protección y supervivencia.

De igual modo, el asco a ciertos olores o alimentos, puede ayudarnos a evitar productos dañinos para nosotros.

Cuando estudiaba la carrera, siempre me llamó la atención la facilidad con la que se puede asociar un estímulo con el malestar gástrico.

Podemos tardar semanas en aprender una tarea, pero basta con que un alimento nos produzca vómitos una vez para que aprendamos rápidamente que eso no hay que tomarlo. Y es que, nuestro cuerpo está preparado para asociar algunos estímulos con el asco. Por ello, si te sentó mal la comida de un restaurante, puede que no vuelvas a comer esa comida o acudir a ese restaurante en bastante tiempo. De esta forma, con esta sencilla asociación de estímulos, tu cuerpo te protege de enfermar.

Ahora bien, esto tiene a su vez otra lectura: el asco puede asociarse a estímulos y, por tanto, puede aprenderse.

El asco puede convertirse en un grave problema

Aunque como hemos visto el asco tiene sus beneficios, también puede perjudicarnos.

Al ser una emoción que podemos manipular a través de la asociación con estímulos, podemos aprender reacciones exageradas de asco.

Por ejemplo, si servimos a alguien un plato de comida mientras miramos ese plato con asco, es posible que generemos cierta perspicacia y “contagiemos” esa sensación de asco, especialmente si asociamos con frecuencia esa emoción a un mismo plato.

De hecho, algunos autores han señalado que el asco puede enseñarse a nivel ideológico, asociando esta emoción con convencionalismos culturales característicos de una época o lugar. Es decir, podría explicar la expansión de ideologías racistas o xenófobas. De ahí que entender el asco, nos sirva para poder diferenciar en cuándo éste cumple o no su misión de mantenernos a salvo.

Del asco a los trastornos de ansiedad

Hay que tener en cuenta que el asco, se manifiesta a través de pensamientos, reacciones físicas y comportamientos.

Entre ellas, náuseas, vómitos, tensión muscular, aumento de la frecuencia cardiaca… También pensamientos relacionados con la posibilidad de contagio, contaminación o daño, así como comportamientos como la evitación y escape.

Algo curioso es que podemos sentir asco incluso de objetos o situaciones que no están realmente presentes.

Quizás tú también seas de esas personas que gritan o salen corriendo si ve una rata, una cucaracha, o cierra los ojos para no ver algo desagradable, incluso aunque sea en una película.

De hecho, muchas fobias a insectos o relacionadas con contagios proceden de la unión del miedo y el asco. Ambas emociones suelen asociarse con frecuencia.

Es más, el asco se ha relacionado con trastornos como las fobias (a inyecciones, sangre…), así como al trastorno obsesivo compulsivo e incluso dificultades sexuales relacionadas con el deseo.

Ahora bien, el sentir asco o repulsión por determinados objetos, animales o personas, no significa tenerlos fobia. Los síntomas de la fobia suelen experimentarse de forma más severa. Hablo más a fondo sobre ellas en este otro artículo. No obstante, merece la pena conocer bien esta emoción que nos puede alertar de enfermedades y también de posibles problemas de ansiedad.

Conocer el asco tiene beneficios

Ahora que sabes que el asco puede crearse mediante asociaciones de estímulos y que puede generar o acrecentar trastornos de ansiedad puede que sigas considerando el asco como una emoción negativa, pese a que es una forma bastante eficaz de mantenerte alejado de situaciones altamente contaminantes y, por tanto, salvarte la vida en un determinado momento.

Sin embargo, puede que se te haya pasado por alto algo muy importante: Saber que el asco afecta a muchos trastornos de ansiedad nos da una gran ventaja.

Dado que la emoción de asco es “fácilmente manipulable”, en terapia podemos usarlo como vía para reducir considerablemente la ansiedad. De hecho, autores como Bonifacio Sandín, catedrático de la universidad de psicología de la UNED, lo plantea como una nueva vía para el tratamiento de este tipo de dolencias, en aquellos casos donde el asco juegue un papel importante. Te animo a leer su artículo: sensibilidad al asco: concepto y relación con los miedos y los trastornos de ansiedad. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 13, N.º 3, pp. 137-158, 2008. BONIFACIO SANDÍN, PALOMA CHOROT, MIGUEL A. SANTED, ROSA M. VALIENTE Y MARGARITA OLMEDO.

En cualquier caso, espero que tras leer este artículo sientas un poquito más de curiosidad y respeto ante esta emoción tan importante.

Y tú, ¿sabes qué quieren decirte tus ascos, cómo llegaron a tu vida? Me encantará leerte en los comentarios.

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