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Cómo enfrentar el dolor crónico

Autora: Ana Hidalgo

La artrosis, la lumbalgia, las migrañas crónicas, la fibromialgia… pueden ser dolencias muy duras de sobrellevar, especialmente si hay dolor diario. ¿Puede la piscología ayudar a mitigar este dolor o mejorar la calidad de vida?, ¿cómo tratar el dolor desde la psicología?

Antes que nada, aclarar que, aunque el dolor es un síntoma físico, se relaciona directamente con otros factores. Entre ellos, nuestro estado emocional.

De hecho, si algo nos duele durante mucho tiempo nos sentimos más irascibles e irritados. De igual modo, cuando hemos tenido un mal día, más estrés, o alguna discusión, es posible que nos centremos más en eso que nos duele.

Esto es así porque el dolor no sólo depende de la sintomatología física (la gravedad de una herida, por ejemplo). Existen varios mecanismos que modulan el dolor y pueden hacer que lo sintamos más o menos intenso.

Mecanismos que abren o cierran la puerta al dolor. La teoría de la puerta.

En los años 60, Ronald Melzack y Patrick Wall concibieron la “teoría de la puerta” o “gate control”. Esta teoría, todavía vigente hoy en día, supuso un cambio importante en el tratamiento del dolor. Puedes leer más sobre cómo surgió esta teoría en la Revista de la Asociación Española para el Dolor.

Ellos concluyeron que existen diversos factores que pueden afectar a la percepción del dolor. Así, hay factores físicos, emocionales, cognitivos y sociales que afectan al grado de dolor que sentimos en un momento dado.

Por ejemplo, imagina que te duele la cabeza mucho y que tensas tus músculos faciales, ¿qué efecto crees que puede tener esa acción sobre ese dolor? Lo más probable es que tu dolor aumente o se mantenga.

Tampoco te duele igual una herida profunda que una superficial, porque la gravedad física influye en el dolor.

Sin embargo, pese a que la herida se muy grave, quizás si estás ante una situación de vida o muerte, como puede pasarle a un soldado en el frente, puede que no te percates tanto de su dolor y esto te permita avanzar para ponerte a salvo. Es decir, el dolor físico es relativo en función de otros factores.

Al fin y al cabo, factores como tus pensamientos, emociones o relaciones sociales, pueden alterar tu percepción del dolor.

Quizás te hayas fijado que cuando estás enfadado, rumias constantemente sobre lo terrible que es ese dolor o te sientes solo y sin apoyos, es probable que tu dolor se mantenga por más tiempo o te resulte más insoportable.

Como puedes imaginar, este descubrimiento permitió el paso de un tratamiento únicamente farmacológico, a un abordaje más amplio. Surgieron así formas de poder tratar el dolor desde la psicología. Esto, a su vez, permite actuar sobre estos distintos mecanismos. Veamos cómo.

Cómo enfrentar el dolor crónico empleando técnicas psicológicas

Tratar el dolor desde la psicología nos ayuda a tomar conciencia de los distintos factores que pueden potenciar o atenuar el dolor.

Te animo a que reflexiones durante un momento:

  • ¿En qué momentos sientes que tu dolor es menor o más llevadero?, ¿cuándo crees que se acentúa?

Responder a estas preguntas te permitirá encontrar esos mecanismos que están influyendo en que la percepción de tu dolor varíe.

Las técnicas cognitivas-conductuales que empleamos en psicología han demostrado su eficacia disminuyendo el dolor. Es más, consiguen que algunos de los factores que conlleva el dolor (como la tristeza o la ansiedad) mejoren. Es decir, aportan la posibilidad de una mejor calidad de vida para las personas que padecen dolor crónico.

Algunas técnicas que empleamos para tratar el dolor desde la psicología

·         Relajación

Las técnicas de relajación ayudan a evitar tensiones musculares y disminuir el dolor.

En consulta me gusta resaltar a mis clientes que no todas las personas nos relajamos igual. Por eso, es importante que cada uno pueda descubrir qué les funciona a ellos.

·         Técnicas para el manejo de la atención

Seguro que tú también te has dado cuenta de que cuando te distraes, tu dolor se atenúa.

Aprender a manejar la atención en otros aspectos te ayudará a combatir el dolor, bien a través de la distracción, bien por dirigir la atención con imaginación hacia un lugar que te sea más tranquilo y relajado.

·         Empleo de técnicas de reestructuración cognitiva y cambios de pensamientos

Si constantemente te cuentas lo terrible, horrible y espantoso que es tu dolor o las consecuencias del mismo, es lógico que lo vivas como una tragedia. Es más, puede que incluso consumas más fármacos para mitigar ese malestar o que te deprimas pensando en ello.

Por eso, al tratar el dolor desde la psicología, subrayamos la importancia de pensamientos y verbalizaciones sobre emociones y conductas. Por eso, ayudamos a diferenciar entre pensamientos irracionales, sobre generalizaciones, juicios de valor infundados y demás errores cognitivos, de preocupaciones racionales y lícitas basadas en hechos.

Ten en cuenta que en muchas ocasiones son nuestros miedos y obsesiones quienes nos llevan a ver el lado oscuro. Es decir, lo que piensas influye en cómo sientes tu dolor y cómo lo experimentas.

·         Manejo de las emociones

Si somos sinceros, es fácil reconocer que cuando alguien está enfermo es más fácil que esté sensible emocionalmente. Cuando uno se encuentra mal hay momentos en lo que todo molesta (al menos a mí me pasa).

El problema es que, cuando es una dolencia crónica, si no tenemos cuidado, se puede producir un desgaste social.

Las quejas continuas y el mal humor, pueden hacer que exijamos en lugar de ser agradecidos con quienes nos cuidan.

Es normal sentir miedo, tristeza, enfado… ante este tipo de situaciones, ahora bien, eso no quiere decir que estas emociones tengan que apoderarse o dirigir tu vida.

Esta idea queda muy bien explicada en la metáfora del inviado molesto.

 

·         Otras herramientas

Si bien no puedo enumerar todas y cada una de las técnicas que usamos en terapia porque haría demasiado extenso este artículo, y porque depende de cada caso concreto (al fin y al cabo, la terapia es un traje a medida), quiero nombrarte algunas de las más empleadas:

Entrenamiento en solución de problemas; establecimiento de valores vitales; organización del tiempo; ejercicios de higiene postural…

En cualquier caso, creo que estas pinceladas te permitirán ver cómo el tratar el dolor desde la psicología puede ayudarte a paliar el dolor.

De todas formas, si algún tipo de dolor está dañando tu calidad de vida, acude a terapia psicológica. Tu calidad de vida puede mejorar bastante.

A este respecto, ya sabes que me tienes a tu disposición.

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