Cómo mejorar las relaciones con 7 hábitos sencillos que realmente funcionan
Inspirado en el Best Seller de Dale Carnegie, actualizado desde la psicología actual
Por Ana M. Hidalgo
¿Te has preguntado alguna vez cómo mejorar las relaciones importantes de tu vida?
Es fácil sentirse desconectado, frustrado o incomprendido cuando las cosas no fluyen con las personas que más queremos. Ya sea con tu pareja, con tu familia o con tus amistades, mejorar las relaciones puede parecer complicado… pero a menudo depende de gestos muy sencillos
No, no necesitas ser más simpática para mejorar tus relaciones. Aunque sí, Mejorar tus relaciones no empieza por cambiar a los demás, sino por tratarte mejor a ti mismo.
A veces, sin darnos cuenta, nos alejamos de quienes más queremos. O sentimos que damos mucho y no recibimos lo mismo. Pero el problema no siempre está en el otro. Y eso, lejos de ser una mala noticia, es una gran oportunidad.
No necesitas fórmulas mágicas, ni convertirte en alguien distinto. Solo practicar ciertos hábitos, poco a poco, con amabilidad hacia ti mismo, que te ayuden a construir puentes en lugar de muros.
Hoy quiero compartirte 7 de ellos. Están inspirados en el clásico Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, y actualizados desde mi experiencia como psicóloga con una mirada cercana, práctica y emocional.
Y lo mejor: cada uno de estos hábitos también mejora tu bienestar. Porque cuidar tus vínculos es otra forma de cuidar tu salud emocional.
7 malos hábitos al comunicarnos:
Al comunicarnos muchas veces lo hacemos de forma ineficiente debido al ruido y las malas costumbres sociales que nos rodean: las tertulias televisivas en los que todos hablan al unísono, el rápido ritmo de vida que nos hace no pararnos a escuchar y atender a más cosas a la vez, la sobrecarga digital…
A continuación, te comparto los 7 errores más comunes que hacen que fallemos a la hora de relacionarnos. ¿Cuántos de estos hábitos dañinos has vivido de cerca?
- Criticar desde la emoción del momento. ❌
- Acusar y señalar. ❌
- Escuchar solo para responder. ❌
- Quejarse continuamente para buscar alivio. ❌
- Guardarse los elogios por vergüenza o costumbre. ❌
- Interrumpir con soluciones. ❌
- Guardarse la calidez por miedo o rutina. ❌
La parte buena es que los hábitos pueden cambiarse, y no necesitas hacerlo perfecto, sólo empezar a cambiar micro-hábitos.
Cómo mejorar las relaciones cambiando tus hábitos:
1. ❌ Evita criticar, empieza a comprender antes de juzgar
Cuando criticamos, aunque sea con buena intención, solemos herir. Esto hace que la otra persona pueda sentirse atacada. Se cierre, se ponga a la defensiva… y la conexión se rompe.
Al criticar a alguien haces que esta persona se desestabilice de algún modo y no se sienta a gusto consigo mismo, despertando, de este modo, resentimientos que pueden volverse en contra tuya.
En lugar de censurar o criticar a los demás, trata de comprenderlos. Muy posiblemente tengan motivos para comportarse como lo hacen.
Te pongo un ejemplo: Marta se sentía enfadada porque su pareja olvidó su aniversario. Estaba a punto de reprochárselo, pero respiró y preguntó: “¿Estás bien?”. Él había tenido una semana desbordante, aunque ella no lo sabía. Esa pregunta desvió una discusión y abrió un momento de intimidad inesperado. Sólo porque ella eligió comprender antes de juzgar precipitadamente.
Si Marta hubiera comenzado su diálogo reprochándole a su pareja, todo habría cambiado, no hubieran podido disfrutar de ese momento especial.
El reproche bloquea el cambio. La comprensión lo facilita. Cuando alguien se siente comprendido su sistema nervioso se regula. Baja la alerta, se activa la empatía y aumenta la disposición al diálogo.
¿Cómo aprender a no juzgar precipitadamente?
Microhábito terapéutico: La próxima vez que algo te moleste, antes de señalar lo que está mal, respira, piensa y pregúntate:
¿Qué le habrá llevado a actuar así? ¿Cómo me sentiría yo en su lugar? ¿Qué necesidad hay detrás de esta conducta? ¿Podría haber otra manera de abordar esto sin herir?
Este cambio de mirada desactiva el juicio y abre espacio a un diálogo más sincero.
Es por eso que, empatizar mejora las relaciones. Al fin y al cabo, la empatía es la puerta silenciosa del entendimiento.
2. 🧡 Habla desde ti, desde lo que sientes tú, no contra el otro.
Si el comportamiento de otro está lesionando tu bienestar, en lugar de criticarle a él/ella sin más, hazle saber cómo te sientes.
En lugar de señalar con el dedo, habla desde tu experiencia. Este hábito viene del enfoque terapéutico de comunicación no violenta y es tremendamente efectivo.
Cuando decimos “¡Siempre haces lo mismo!” o “¡Me estás ignorando!”, el otro se siente atacado. Pero si hablas desde cómo te sientes tú, creas un puente en lugar de un muro.
A nivel emocional, expresar cómo te sientes y lo que necesitas activa zonas del cerebro relacionadas con la autoafirmación y reduce la sensación de amenaza en el otro.
Te pongo un ejemplo: “Cuando estás con el móvil mientras hablamos, me siento ignorada. Es como si hablara con una pared. Me encantaría que pudiéramos tener un ratito sin pantallas cuando estemos juntos.”
Varía mucho el iniciar una conversación desde el yo que desde la crítica hacia el otro. Como ves, pequeños cambios en el lenguaje producen grandes cambios en el vínculo.
Fórmula sencilla:
- Cuando haces ___ (describe la conducta),
- Me siento ___ (emoción en primera persona),
- Me gustaría que ___ (petición clara y respetuosa).
Como ves, no se trata de censurar, sino de pedir con respeto. Habla de lo que sientes, no de lo que el otro «hace mal». Eso transforma el conflicto en posibilidad.
3. 👂 Escucha con los cinco sentidos (y el corazón) para comprender
Escuchar bien no es quedarte en silencio esperando tu turno.
A veces, malinterpretamos lo que alguien quiere decir porque solo captamos las palabras, pero no el tono, el contexto o el lenguaje corporal. Escuchar bien es estar presente. Ver la emoción, oír lo que no se dice, intuir el estado emocional del otro…
Desde el punto de vista emocional, una escucha activa reduce el cortisol (estrés) y aumenta la oxitocina (vínculo). Escuchar bien literalmente sana y genera conexión auténtica.
Te pongo un ejemplo: Una mujer decía que su pareja “nunca la escuchaba”. Descubrimos que, mientras hablaban, la pareja miraba el móvil. Al hacer consciente este mal hábito, decidieron tomar acción y cambiar las cosas. Acordaron charlas semanales sin pantallas. En semanas, su confianza se transformó.
Haz este experimento hoy:
La próxima vez que hables con alguien, apaga el móvil, mírale a los ojos, asiente, pregunta, y asegúrate de haber entendido bien antes de responder. Puedes preguntarle: “¿Es eso lo que querías decir?”
La mayoría de los malentendidos se resuelven con una escucha real. Este simple acto puede evitar discusiones innecesarias.
Pregunta para ti: ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste realmente escuchado/a?
4. 😤 No conviertas tus quejas en tu forma de conectar
Todos necesitamos expresar lo que nos duele. Pero si lo hacemos sin pausa, sin espacio, los demás se alejan. Compartir desde la queja sin conciencia puede contaminar el vínculo.
Puede que tu dolor de muelas no te deje estar tranquilo, pero cuando alguien acude a ti, por lo general, ya trae sus propios problemas.
Todos tenemos días malos, y desahogarse es humano, pero si siempre empezamos las conversaciones con quejas, es normal que los demás empiecen a evitarnos. Quejarte en bucle aleja.
Según Martin Seligman (psicología positiva), enfocarte solo en lo negativo distorsiona la percepción de la realidad, alimenta el malestar y limita la percepción positiva del entorno.
Te pongo un ejemplo: : Un hombre vino a terapia diciendo que su pareja estaba “cansada de oírle quejarse”. Le propuse probar durante una semana a empezar cada conversación con algo positivo. Volvió asombrado: “Mi pareja me abrazó y dijo que me notaba distinto. ¡Solo por decir que había disfrutado del café de la mañana!”
Para mejorar tus relaciones prueba esto:
Antes de contar lo que va mal, comparte algo que sí te ha hecho bien ese día, por pequeño que sea. Y si necesitas desahogarte, pide permiso antes:
“¿Te viene bien que te cuente algo que me está costando?”
Respetar el espacio emocional del otro fortalece los vínculos. Mostrarte vulnerable sin caer en el victimismo crea empatía en vez de distancia.
Pregunta para ti: ¿Qué pasaría si hoy, en lugar de quejarte, expresaras cómo te sientes con una petición amable?
5. 💖 Valora a quienes te rodean… y díselo
Pocas cosas unen tanto como sentirnos vistos, reconocidos y valorados. No se trata de adular con halagos vacíos, hablo de sino de hacer sentir al otro que es importante para ti.
Decirle a alguien lo que aprecias puede cambiarle el día. Y también el tuyo. La gratitud, expresada con sinceridad, fortalece los lazos emocionales.
Usa su nombre, celebra sus logros, menciona lo que admiras, recuerda fechas o detalles, saluda con alegría, agradece con sinceridad…
A nivel emocional, dar y recibir reconocimiento mejora la autoestima y activa emociones positivas duraderas.
Te pongo un ejemplo: Un hijo que llevaba años sin hablar con su madre le escribió un mensaje corto: “A pesar de todo, siempre admiré tu fuerza.” Ella respondió con lágrimas. Tres meses después, se vieron. Fue el primer paso para sanar una historia entera.
Microhábito terapéutico:
Cada día, di algo bonito a alguien. Una frase. Un gesto. Un agradecimiento. Hazlo sin esperar nada a cambio. Te sorprenderá lo que vuelve. El aprecio no solo fortalece al otro… también te fortalece a ti.
“Me encanta cómo me haces sentir cuando hablamos.”
“Valoro mucho cómo me escuchas cuando estoy mal, gracias por eso.”
“Gracias por estar ahí cuando más lo necesitaba.”
Pregunta para ti: ¿Quién merece hoy escuchar algo bonito de tu parte?
6. 🎧 Escuchar sin interrumpir es más poderoso que dar consejos
A veces creemos que ayudar es dar consejos. Pero muchas veces, lo único que necesita una persona es ser escuchada. Sin interrupciones ni consejos. Ser escuchada sin que le digas qué hacer. Sin ser juzgada ni corregida ni “arreglada”.
Cuando escuchas sin juzgar, permites que el otro se escuche a sí mismo. Y eso, muchas veces, es lo que más necesita.
Además, cuando escuchas a los demás te estás permitiendo aprender de la experiencia de otros, al tiempo que fortaleces tu relación con esa persona.
“Todos los hombres que conozco son superiores a mí en algún sentido, y en ese sentido, aprendo de ellos.” — Ralph Waldo Emerson
Escuchar con presencia genera sensación de pertenencia, reduce la soledad y fortalece los vínculos más allá de las palabras.
Te pongo un ejemplo: Un joven acudió a terapia porque “su novia no lo entendía”. Al reconstruir sus diálogos, vimos que ella intentaba animarlo cada vez que hablaba de su ansiedad. Pero él solo necesitaba desahogarse. Cuando ella empezó a escuchar sin interrumpir, él dejó de sentirse solo.
¿Cómo mejorar las relaciones con este hábito?
Cuando la otra persona haya terminado de hablar, haz una pausa. Mira a los ojos. Pregunta: “¿Y cómo te hizo sentir eso?” “¿Quieres que te escuche o que te dé mi opinión?”
Haz preguntas que abran, no que cierren: “¿Y cómo fue para ti ese momento?” “¿Qué sentiste cuando ocurrió eso?”
Recuerda: el objetivo no es resolver… es acompañar.
Hazle preguntas sobre el tema e interésate sinceramente por sus hazañas o sentimientos, ambos saldréis ganando más de lo que imaginas.
Pregunta para ti: ¿Qué cambia en ti cuando alguien te escucha de verdad?
7. 😊 Tu sonrisa abre puertas (y corazones)
No es un tópico. Sonreír de forma genuina genera confianza, relaja tensiones y mejora el clima emocional de cualquier encuentro. Una sonrisa genuina crea puentes invisibles. Transmite apertura. Y a veces, cambia más que mil palabras.
Además, como demuestran numerosos estudios, el simple acto de sonreír puede elevar tu propio estado de ánimo. Esto ocurre porque, al sonreír, tu cerebro libera endorfinas.
Así que sonríe. Aunque sea solo un poco. Aunque no tengas motivos. Quizás hoy, tu sonrisa sea justo lo que alguien necesitaba ver.
Te pongo un ejemplo: Una clienta con ansiedad social comenzó a practicar un pequeño reto: sonreír al panadero cada mañana. Al cabo de dos semanas, ese gesto se convirtió en su ancla para vencer el miedo. Él empezó a preguntarle por su día. Ella se sintió menos invisible. Su mundo interior cambió a partir de una sonrisa.
Microhábito terapéutico:
Sonríe al saludar, al escuchar, al despedirte. Hazlo, aunque no tengas un motivo. A veces, la sonrisa viene primero… y la alegría después. Quizá tu sonrisa sea justo lo que alguien necesitaba hoy.
Pregunta para ti: ¿Qué pasaría si hoy sonríes a quien te cruzas sin esperar nada?
Ten compasión, mejorar las relaciones lleva tiempo:
Es probable que desees mejorar las relaciones con tus seres queridos, pero que no sepas como hacerlo, o que intentes los pasos que te doy y no te salgan a la primera. Es normal, hablar con el corazón se aprende paso a paso.
Recuerda:
- No necesitas hacerlo perfecto.
- Tu valor no depende de tu rendimiento emocional.
- Estás en camino. Y eso ya es valiente.
- Si tú también has reaccionado mal en el pasado, no te culpes. Recuérdate: “Hice lo mejor que pude con lo que sabía entonces.”
- No siempre encontrarás las palabras adecuadas. Está bien. Lo importante es la intención de cuidar el vínculo.
- Si te cuesta escuchar porque estás agotado, también mereces atención. Escúchate a ti antes de exigirlo afuera.
- No te castigues por quejarte. Tu malestar es válido. Solo recuerda que hay otras formas de compartirlo.
- También tú mereces reconocimiento. Mírate al espejo y di algo que admiras de ti hoy.
- Tú también necesitas ser escuchado. No tengas miedo de pedirlo: “¿Podrías escucharme sin interrumpir?”
- Tu sonrisa también es para ti. Permítete sentir alegría, aunque no todo esté perfecto.
Si te interesa profundizar, puedes preguntarme por el taller Conectar desde el Corazón, diseñado para ayudarte a relacionarte desde tu esencia. Disponible online en fechas limitadas.
¿Y si empezaras a aplicar estos hábitos en tu relación de pareja?
Muchos de estos gestos tan simples son precisamente los que más echamos de menos cuando una relación se enfría.
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En él te comparto los pilares esenciales para reconectar, comunicar con afecto y recuperar la complicidad.
Pon en práctica estos sencillos pasos hasta convertirlos en tus hábitos más característicos, verás cómo tus relaciones mejoran al tiempo que comienzas a encontrarte mejor contigo mismo.
¿Qué tipo de persona quieres ser en tus relaciones?
¿Quieres que te acompañe en este proceso?
Soy Ana M. Hidalgo, psicóloga experta en relaciones. Trabajo con personas como tú, que quieren vivir sus vínculos de forma más sana, libre y auténtica.
Si quieres que te ayude a mejorar tus relaciones personales o de pareja, puedes reservar tu sesión conmigo aquí.
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Y recuerda: mejorar tus relaciones también es una forma de quererte.
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