Qué provoca el conflicto en pareja
Génesis del conflicto
Autora: Ana Hidalgo
¿Te has preguntado alguna vez qué provoca el conflicto en pareja y hace peligrar la relación?
Como sabes, muchas parejas discuten, pero no por eso acaban en conflicto o provocando una ruptura sentimental. Entonces, ¿dónde está el límite que separa una mera discusión de un enfrentamiento salvaje?
Las tasas de divorcios a nivel mundial son altísimas, pero incluso sin llegar a eso, muchas parejas tienen broncas enormes.
Hoy quiero señalarte los ingredientes que hacen que estos conflictos tengan lugar y se cuezan a fuego lento. Para ello, me he basado en la concepción de conflicto propuesta por el psicólogo y mediador Santiago Madrid que me resultan especialmente útiles a la hora de abordar conflictos de pareja en consulta.
Qué provoca el conflicto en pareja
Muchos estudios han señalado que los conflictos de pareja se producen con mayor frecuencia cuando disminuyen las conductas agradables entre sus miembros, aumentan las conductas aversivas o, suceden ambas cosas en la misma relación.
Ahora bien, ¿por qué se producen esas conductas aversivas?, ¿qué provoca el conflicto en pareja?
No siempre es fácil conocer cuál es la génesis de un conflicto de pareja. Al fin y al cabo, motivos por los que discutir son fáciles de encontrar. Entre los más comunes están el reparto de tareas, los hijos, la economía, la familia política, la sexualidad …
Ahora bien, para pasar de una mera discusión sobre cualquiera de estos u otros temas, a una disputa grande, tienen que darse varios factores.
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Una interpretación negativa de la situación.
A priori, cualquier situación puede ser una digna candidata de generar conflicto. Sin embargo, para que eso suceda, dicha situación debe ser interpretada como una amenaza, un daño, o una oportunidad importante.
Te explico esto fácilmente.
Si ante una situación sientes que tu pareja te ha lastimado o quiere hacerlo, es posible que te sientas atacado. Es más, puede que te sientas vulnerable, débil.
Por eso, para minimizar la amenaza, o compensar el daño, es posible que te envuelvas en una disputa. El grado e intensidad de la misma dependerá a su vez de varios factores; por ejemplo, la intencionalidad percibida. Obviamente, si crees que tu pareja te está lastimando a propósito, te enfadarás más.
Sin embargo, a veces una disputa no la inicia una amenaza, sino la posibilidad de una buena oportunidad.
Quizás tuvieras alguna espinita guardada de algún conflicto anterior o quizás lo veas como una forma de progresar en algo.
En cualquier caso, si sientes que puedes sacar partido a la situación, quizás tu lado luchador/conquistador tome tu control.
Ante esa situación, es posible que quieras sacar ventaja a un pequeño desliz o momento para conseguir algún objetivo.
Como ves, la interpretación que hagas de la situación puede sentar las bases de lo que sucederá después. No obstante, no es el único elemento determinante para que se produzca un conflicto.
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Un bloqueo de compasión
Otro factor que provoca el conflicto en pareja es el hecho de que la situación en concreto bloquea nuestra compasión.
Así, la ofensa o la oportunidad que sentimos tener delante (sea real o no), hace que bloqueemos nuestra compasión. Es decir, vamos a querer ganar a toda costa y a cualquier precio.
Esto es así porque queremos suprimir la amenaza por encima de todo. Nos creemos que nuestra integridad, bienestar o nuestros sueños/oportunidades de lograr algo están en juego y debemos actuar.
Comenzamos a verlo como un todo o nada: lo gano o lo pierdo y, ante tal dicotomía, preferimos “endurecernos”.
Probablemente el qué provoca el conflicto en pareja radica precisamente aquí, en la falta de compasión hacia el otro. Sin este ingrediente de baja compasión, podría haber discusión, pero, como suele decirse, seguramente no llegaría la sangre al río.
Es decir, la falta de compasión hacia nuestra pareja nos lleva a tirarnos a su yugular para ¿vencer?
Lo cierto es que este tipo de conflictos pocas o ninguna vez se vence, siempre acaba suponiendo alguna pérdida.
Sea como sea, es en estos momentos cuando no medimos nuestras palabras o nuestros actos y atacamos sin compasión. ¿Te suena?
Aquí salen las famosas expresiones del “porque tú….”
Cómo cocinamos el conflicto en pareja: la génesis del conflicto
Como en un buen guiso, no basta con saber qué ingredientes utilizamos, sino cómo se mezclan y reaccionan. Esto es importante porque a la hora de cocinar un conflicto, saltarse algún paso puede ayudar a evitarlo.
Como decíamos, llegar a una situación peliaguda es algo fácil. Al fin y al cabo, tu pareja y tú sois personas distintas, con gustos, preferencias y experiencias diferentes.
Ahora bien, ¿qué hace que juntemos esos ingredientes?, ¿por qué bloqueamos la compasión a alguien a quien queremos?
Todo guiso se cocina a fuego lento donde los ingredientes se irán mezclando poco a poco.
Así que si quieres saber qué provoca el conflicto en pareja, prepárate para ver cómo se cocina una “guerra”. Para ello, ten en cuenta que, el sentimiento de vulnerabilidad o posible daño/pérdida puede llevarnos por varias vías bélicas:
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Nos escondemos del peligro.
En muchos casos, sale nuestro instinto de preservación que nos lleva a escondernos del peligro.
Expresiones como las siguientes son bastante frecuentes:
- Tú a mí no me dices eso.
- No tengo nada que hablar contigo.
El problema de esta estrategia es que corta las vías de comunicación, por lo que nos dificulta solucionar el problema.
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Asumimos un rol de víctima.
Damos por hecho que nuestra pareja es el malo o la mala de la película y buscamos hechos que apoyen esta versión de los hechos.
A priori, esta puede parecer una buena estrategia porque me resta responsabilidad en el conflicto, me ayuda a captar aliados y restárselos a mi pareja, y da una justificación a mis exigencias.
- Mira lo que me ha hecho/dicho.
- No me esperaba eso de ti.
Esta estrategia puede llevarnos al resentimiento hacia el otro, lo que empeorará la situación, y además no es cierta. Nunca hay responsabilidades 100-0%
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Luchamos por la justicia
Si nos hemos convencido que llevamos la razón, estaremos dispuestos a luchar por lo que es justo. Es decir, nos creeremos legitimados a luchar contra el otro hasta aplastarlo. Al fin y al cabo, a todos nos gusta que se haga justicia.
- Se lo merece, que se jod…
- Ahora quiere comerme la oreja y dar otra imagen, pero sé que no es así.
Con esta estrategia de justicia, irónicamente olvidamos que no está siendo un juicio justo. Olvidamos que, no estamos escuchando la defensa de la otra parte, simplemente hemos asumido nuestra opinión como la verdad absoluta.
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Engrandecemos nuestras posibilidades
Pocas personas se adentran en una guerra que creen no pueden ganar. Si voy contra mi pareja a saco es porque creo que puedo vencerla. Nuestro rol de víctima y nuestro lado justiciero nos llevan a pensar que la balanza está de nuestro lado.
Ante esta ilusión de victoria, nos convencemos que podemos salir a batallar y vencer para así conseguir la paz.
- Cuando se de cuenta de lo que pasa seguro que cede.
- Al final tendrá que reconocer lo que ha hecho y aceptar las consecuencias.
Aquí estamos siendo un tanto ingenuos. Toda guerra tiene sus consecuencias y sus bajas en los dos lados.
Por eso, el qué provoca el conflicto en pareja no tiene una respuesta sencilla.
Probablemente, la pérdida objetiva del resultado que queremos obtener es uno de los factores que más lo determinan. Piénsalo, ¿cómo demonios vas a recuperar la paz en tu relación haciendo añicos a tu pareja?
Algunas reflexiones ante el conflicto
Ten en cuenta que ni todos los conflictos son iguales, ni todas las personas lo somos. Por eso, si quieres averiguar qué provoca el conflicto en pareja dentro de tu relación, te animo a mirarlo desde distintos ángulos.
Algunas preguntas que puedes plantearte son:
- ¿Generalmente eres una persona conflictiva?
- ¿De verdad merece la pena hacer una brecha en tu relación por eso por lo que estás tan enfadado/a?
- ¿Has dado a tu pareja la oportunidad de explicarse?, ¿has tenido tú esa oportunidad?
- Ten en cuenta que es mejor hablar las cosas cuando el enfado no está en su punto álgido. Aplazar la discusión para un momento en que estéis más calmados puede ser una buena estrategia.
- ¿Hasta qué punto sueles asumir el rol de víctima o verdugo?, ¿qué ventajas y desventajas consigues con ello?
- El rol que sueles adoptar en estas batallas, ¿os acerca u os aleja de donde queréis estar?
En cualquier caso, ya sabes que, si deseas profundizar más en tu caso concreto, me tienes a tu disposición.
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