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Sinceridad, miedos y asertividad

Autora: Ana Hidalgo

Es posible que en alguna ocasión te hayas planteado qué te lleva a mentir y cómo lograr ser más sincero. No soy una persona que mienta demasiado, sin embargo, me he hecho estas preguntas en más de una ocasión.

Recuerdo cuando mi hija era pequeña y me preguntó sobre por qué era malo mentir y si yo también mentía. La pregunta, que era bastante inocente, me llevo a meterme en un aprieto.

Si tenía una conversación sobre la sinceridad con mi hija no quería mentirla, pero me resultaba complicado explicarle este aspecto.

Aunque el artículo de hoy trata sobre cómo lograr ser más sincero, quiero ser honesta contigo. La sinceridad me parece un valor muy valioso, sin embargo, opino que la mentira, en momentos puntuales, también es útil.

De ahí que estuviera en un aprieto a la hora de explicárselo a una niña sin ser hipócrita.

Qué es la sinceridad

La RAE nos dice que la sinceridad es “el modo de expresarse o comportarse libre de fingimiento”. Es decir, sin dar a entender algo que no es cierto.

Si atendemos a esta definición todos podemos mentir, ya sea de forma intencionada o no. Al fin y al cabo, accidental o intencionadamente, podemos dar a entender a otros algo que no es cierto. Para mí la cuestión está en la intencionalidad.

Por eso, sin ser tan puntillosos, al hablar de sinceridad yo prefiero otra definición más personal. Bajo mi punto de vista, la sinceridad se basa en el respeto y la ausencia de miedos.

En ocasiones, ser sincero puede requerir de un gran coraje. Es más, creo que cuando fingimos lo hacemos por miedo. De igual modo, cuando olvidamos que la sinceridad conlleva respeto nos pasamos de bocazas.

También quiero señalar que la sinceridad es sólo una opción que podemos tomar o no. Si bien en muchas ocasiones puede ser la más deseada socialmente, no tiene por qué ser siempre la más adaptativa.

Te lo explico a continuación.

Por qué no somos sinceros

Los años me han enseñado que, aunque pueden existir otros motivos, principalmente mentimos cuando nos asustamos.

Así, por ejemplo, mentimos cuando no queremos dañar a otros (nos asusta lastimarlos). Esta es la mentira piadosa que tantas veces hemos visto.

También lo hacemos cuando nos asusta ser juzgados. Estas mentiras aparecen cuando queremos encajar y no ser criticados. Mentimos así, por ejemplo, por vergüenza o para no ser castigados.

A veces incluso mentimos para conseguir o preservar algo. Por ejemplo, nos asusta perder la oportunidad de conseguir algo o queremos proteger algo que ya tenemos. Se usa mucho esta mentira para ligar o en el área laboral.

También se miente por la necesidad de manipular y sentirnos superiores. Posiblemente esconde un miedo que tratamos de ocultar con nuestro ego o prepotencia. Al fin y al cabo, si tienes la certeza de ser “superior” en algo, no necesitas demostrarlo.

Es por eso que la mentira suele ir asociada al miedo.

El lado adaptativo de la mentira

En cualquier caso, sea por el motivo que sea, lo cierto es que todos mentimos, incluso los animales.

Aunque suene feo decirlo en voz alta, la mentira puede ser bastante adaptativa.

De hecho, en ocasiones nos permite mantener un empleo, evitar un conflicto grave, conservar amistades…

Aunque seguro que conoces muchos, te pongo un ejemplo de su utilidad adaptativa.

Imagina que se te acerca alguien armado con ganas de pelea y te pregunta si le estabas mirando. De ser así, te advierte que te dañará.

Es muy probable que estuvieras mirando a alguien así para saber cómo reaccionaba y mantenerte a salvo. Sin embargo, aquí no puedes ser sincero. En este caso, por ejemplo, tu mentira al negar su pregunta puede ser muy adaptativa, puede estar salvándote la vida.

¿Quiero esto decir que la mentira sea estupenda?

Por supuesto que no. Las mentiras pueden ser adaptativas, pero también pueden ser un grave problema.

Si las usas con mucha frecuencia te desacreditas a ti mismo, perderás la confianza y el apoyo de los demás.

Recuerda que tus mentiras pueden dañarte a ti y a otros. Esto es así especialmente cuando son muy frecuentes, desmesuradas o te alejan de los demás.

Qué ganamos con la sinceridad

Como hemos visto, tanto las mentiras como la sinceridad pueden tener ventajas y desventajas.

Ahora bien, en términos globales la mentira no suele ser buena, y está mal considerada socialmente.

Cuando mentimos nos desgastamos emocionalmente y con frecuencia puede conllevar remordimientos, culpa, abatimiento…Si esto sucede, puede generarnos estrés y ansiedad.

Para evitarlo es muy aconsejable ser sinceros. Así, la sinceridad te permitirá disfrutar de una mayor paz interior, aportándote bienestar emocional.

Además, algunos estudios han mostrado que las personas más sinceras consiguen disminuir o evitar dolores de cabeza, garganta, gástricos

Sin embargo, sus beneficios no se quedan aquí.

Al ser sincero gana tu reputación social y con ello mejoran tus relaciones sociales y tu autoestima.

En el ámbito laboral, la sinceridad te ayudará a dar una mayor credibilidad y honestidad a tu trabajo. Esto sin duda repercutirá en tus negocios y tu economía, lo que a su vez vuelve a fortalecer tu autoestima.

Es decir, la sinceridad favorece el bienestar emocional, físico, social y económico de la persona que lo practica.

Ante estas ventajas es posible que te plantees cómo lograr ser más sincero. Ahora bien, debes tener claro que no es lo mismo ser sincero que ser bocazas.

Puede que pienses que ser sincero es dar tu opinión honesta siempre. Sin embargo, debes tener en cuenta que las formas son importantes y que no siempre tu opinión es solicitada.

En ocasiones el exceso de sinceridad descontrolada puede llevarte a ser mal considerado y meterte en más de un problema. Por eso, no basta con ganar en sinceridad, sino que hay que aprender a aplicarla con asertividad.

Cómo lograr ser más sincero con los demás

cómo ser sinceroNo vayas donde no te inviten

Como te comentaba, a veces tus comentarios no son solicitados. Si estos además pueden resultar dañinos, molestos o no son estrictamente necesarios, sencillamente no los des.

Recuerda la frase de la película de Austin Power: “callaito más bonito”.

Se conciso

Aborda cada aspecto de uno en uno. No hace falta que enumeres todos los datos de golpe, ve paso a paso.

Ten en cuenta además que debes responsabilizarte de tus palabras. Al abordarlas de una en una te será más fácil lograrlo y favorecer el diálogo.

No demores

Si tienes algo que decir dilo, no esperes que se convierta en una gran bola de nieve. Cuanto más tiempo pasan esas palabras en tu garganta más te costará decirlas.

Ojo aquí. A veces pensamos que hay que ser sincero sólo cuando algo falla. Por ejemplo, cuando algo que otros han dicho o hecho nos ha sentado mal.

Sin embargo, también debemos serlo cuando las cosas van bien. Mostrar a alguien tu amor o agradecimiento sin ocultarlo es también una forma de ser sincero. Tenlo en cuenta.

Habla desde el respeto

Tu opinión es tan respetable como la de cualquier otro. Recuerda que tú sólo tienes una parte de la realidad, no existe una verdad inmutable y única. Es más, cada ángulo y punto de vista puede llevarnos a conclusiones muy distintas.

Por eso, al dar tu punto de vista y mostrarte sincero, se respetuoso.

Se precavido

Ten en cuenta que, en ocasiones, algunas personas te pedirán opinión, pero no para conocerla realmente, sino para que les des tu apoyo.

Cuando sospecho que puedo estar en una situación así suelo preguntarles si realmente quieren mi opinión o buscan mi apoyo. En función de su respuesta así actúo.

Da ejemplo

La sinceridad debe comenzar por uno mismo. Ya conoces el dicho: “se ve antes la mota en el ojo ajeno que la viga en el propio”.

Si estás dispuesto a practicar más tu sinceridad, da ejemplo y sincérate contigo mismo.

Cómo lograr ser más sincero contigo mismo

Plantéate qué te impulsa a mentir

Antes hemos comentado que tras las mentiras suele haber algún miedo, ¿cuál es el tuyo?

Si eres capaz de mirarlo de frente, analizarlo y enfrentarlo no sólo conseguirás ser más sincero, también vencerás un miedo.

Míralo como una carrera de fondo

Dado que la mentira puede ser adaptativa, estamos programados para poder mentir. Por eso, el cómo lograr ser más sincero conlleva entrenamiento.

Puedes comenzar por unas horas al día sin mentiras, pase lo que pase, y después ir ampliando el reto.  Cuanto más lo practiques más natural te saldrá.

Atrévete a explorar

Por muy bien que creas conocerte hay aspectos de ti que los demás conocen mejor que tú mismo.

Por ejemplo, es posible que no conozcas todos tus gestos, cómo es tu forma de caminar o qué impresión das.

Si quieres conocerte mejor y ser sincero contigo mismo, puedes comenzar preguntando a las personas que te conocen bien. Escucha lo que tu pareja, familiares o amigos tienen que decir sobre tu carácter, personalidad, conducta…

Recuerda que, para ser sincero contigo mismo es importante conocerte bien, aceptar tus puntos fuertes y débiles.

Conclusiones

Nos guste o no reconocerlo, todos mentimos en mayor o menor medida pues la mentira tiene un lado adaptativo. Sin embargo, también puede tener grandes perjuicios si se usa con frecuencia.

Ahora bien, para potenciar nuestro bienestar, en su más amplio sentido, es importante cultivar la sinceridad. Recuerda que la sinceridad conlleva vencer miedos y ser respetuoso.

Aquí te he compartido varios aspectos a tener en cuenta si lo que quieres sabes es cómo lograr ser más sincero. En cualquier caso, si necesitas un poco de ayuda extra y quieres recibir mi ayuda profesional, ya sabes que me tienes a tu disposición.

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