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El drama tras las mentiras sin control, obsesivas o patológicas

Todos mentimos en algún momento y en mayor o menor medida, pero , ¿por qué mentir sin necesidad?, ¿por qué algunas personas mienten mucho?

Es probable que en alguna ocasión hayas oído hablar de mentiras patológicas, pseudología fantástica o mitomanía. Todos estos términos vienen a referirse a las personas que mienten mucho, sin necesidad y sin control en muchos casos.

Sin embargo, antes que nada, quiero aclararte que, a día de hoy la mentira patológica, o mitomanía, no es considerada en los manuales diagnósticos como una enfermedad en sí. Este tipo de comportamientos de mentiras compulsivas e innecesarias, suele ser considerado como un síntoma que refleja otros problemas. Entre ellos, trastornos de la personalidad límite, histriónico o narcisista.

Por qué mentir sin necesidad

En otro artículo que te comparto ya hablé sobre los muchos motivos que nos pueden llevar a la mentira. De hecho, puede ser una forma adaptativa bastante útil.

Sin embargo, si se nos va de las manos y mentimos sin necesidad de forma continua, puede traernos pésimas consecuencias.

Ahora bien, lo que para muchos puede parecer mentir sin necesidad, para las personas que mienten compulsivamente podría no serlo.

Los mentirosos comunes, los mitómanos, ¿pueden controlarse y no mentir?

Según el portal para profesionales sanitarios psiquiatria.com, la mentira patológica, puede entenderse como un cuadro patológico. Las personas que lo padecen mienten constantemente por motivaciones y problemas psicopatológicos. Es decir, podría existir la posibilidad de que no siempre pudieran evitar sus mentiras.

Dado que sus mentiras son impulsivas y, en muchas ocasiones tienen muy malas consecuencias, se ha debatido sobre si estas personas mitómanas son capaces de controlar o reconocer sus propias mentiras. ¿Tú qué opinas?

Lo cierto es que no está claro. Por un lado, los estudios parecen apuntar a que estas personas sí conservan su capacidad de juicio. Es decir, su capacidad de decidir sobre mentir o no sí prevalece, por lo que podrían evitar mentir. Esto se ve con frecuencia en el caso de personas con trastornos narcisistas. Suelen ser personas que usan la mentira constante para aprovecharse y manipular a los demás.

Sin embargo, también se ha señalado que muchas de estas personas, mentirosas patológicas, presentan anormalidades en su cerebro. Por ejemplo, los estudios apuntan a una mayor materia gris en la corteza prefrontal en mitómanos. Esto sugiere que pueden tener una mayor predisposición a la mentira. Te dejo el enlace al artículo por si quieres leer más sobre ello.

Como ves, el panorama es un tanto ambiguo. Pese a ello, pueden encontrarse algunos aspectos comunes en las personas que mienten mucho.

5 características de los mentirosos compulsivos

  • Usan la mentira a diario, como forma de expresión habitual.
  • Las mentiras frecuentes suelen iniciarse en la adolescencia y después se cronifican.
  • Pueden percibir la realidad de forma distorsionada.
  • Son conscientes de que están mintiendo.
  • Suelen sentir miedo al rechazo o la crítica, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, impulsividad, necesidad de admiración…

Por qué usan la mentira constante

Dado que la mitomanía se asocia con trastornos de la personalidad, podemos entender que la mentira es parte habitual de su estilo de vida.

Al fin y al cabo, una mentira puede servir para eludir problemas, obtener ciertos beneficios a corto plazo o, simplemente, alejarse o ignorar lo que nos asusta. Además, dado que las mentiras suponen asumir cierto nivel de riesgo, generan una dosis extra de adrenalina que puede resultar adictiva.

De igual modo, la mentira puede llevar a pensar que se tiene el control o cierta superioridad sobre otros a los que se ha mentido. Sería algo así como “te la he colado y soy más listo que tú por ello”. Es decir, genera cierto placer e hinchamiento del ego que puede convertirse en adictivo y facilitar la cronificación de las mentiras.

Cuando las mentiras son tan frecuentes que se hacen patológicas, pueden hacer que la persona mentirosa perciba una realidad alternativa. Por ejemplo, se sigue creyendo el más o la más lista por colar mentiras cuando ya nadie de su entorno les cree.

La cronificación de este cuadro puede ser tal, que estas personas llegan a mentir sin necesidad o beneficio aparente, incluso en pequeños detalles insignificantes. Obviamente, también lo harán para adornar su vida, percibirla más aceptable, superar su frustración o huir de aquello que les cuesta manejar. Al fin y al cabo, recordemos que la mentira es una forma de expresión habitual para los mitómanos, suele ser un síntoma de una dolencia mayor.

En cuanto a rasgos emocionales comunes ( la baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, impulsividad…), al formar parte de los trastornos de personalidad con los que suele ir asociacida esta dolencia, son algo de lo que les cuesta desvincularse. De hecho, se recomienda terapia para evitar consecuencias más graves (estos trastornos pueden generar conductas autolíticas e intentos de suicidio).

¿Víctimas o verdugos?

A nadie nos gusta que nos mientan. Es algo que daña la confianza, mina nuestra moral y nos hace sentir bastante mal.

Sin embargo, no sólo la persona que recibe las mentiras de un mitómano queda expuesta al dolor emocional.

Con independencia de que estas personas hayan o no desarrollado un trastorno de personalidad con sus duras consecuencias, como puedes imaginar, el mentir con frecuencia puede acarrear graves daños.

Dice el refrán “se coje antes a un mentiroso que a un cojo”. Teniendo esto en mente, imagina cómo puede ser la vida de alguien que no sabe vivir sin mentir. ¿Cómo crees que son sus relaciones sociales, laborales, de pareja o familia?

Tras la mentira compulsiva suele haber gran soledad y una baja autoestima. Una persona que miente de forma patológica puede perder su trabajo, tener problemas legales, sufrir aislamiento social…

Pese a ello, las personas con mitomanía rara vez piden ayuda terapéutica, y si lo hacen, suelen consultar por otros problemas.

Aunque ya en otro artículo hablé sobre qué puedes hacer para ser más sincero, si te reconoces en el lado de la mitomanía te recomiendo ir más allá. No te dejes arrastrar por una mentira tras otra, ponte en manos de profesionales. Tras las mentiras puede hablar problemas de fondo importantes, como una baja autoestima, que te recomiendo tratar en terapia.

A este respecto, ya sabes que me tienes a tu disposición. Puedes reservar tu cita aquí mismo.

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