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El complejo de Layo

Autora: Ana Hidalgo

  • Ana, mi pareja tiene celos de nuestro hijo, ¿qué hago?

Ya de antemano, muchas personas nos advierten que tener un hijo puede ser una prueba de fuego para una relación. Ahora bien, lo que algunas personas no esperaban eran los celos de la pareja hacia el bebé.

Es importante que tengas claro que los celos pueden provenir tanto de los padres como de las madres. Al fin y al cabo, todos podemos sentirnos inseguros en algún momento.

Ahora bien, en este artículo me centraré más en los celos de los padres por encontrarlo con más frecuencia.

¿Qué puedo hacer si mi pareja tiene celos de nuestro hijo?

Antes que nada, no te alarmes. Es algo más frecuente de lo que a priori puede parecernos.

Los celos dirigidos hacia el niño pueden surgir en dos sentidos.

Por un lado, puede que tu pareja desee pasar más tiempo con el niño/a y por algún motivo no pueda.

Por ejemplo, puede envidiar los ratos de juego o la intimidad que se genera al amamantar.

Es más, algunas personas se sienten relegadas a un plano secundario en la crianza y tal situación provoca celos.

  • Ya Ana, pero es que tiene celos de nuestro bebé, no de mí.

Puede ser, pero también puede ser que no quiera que estés tiempo con el bebé porque envidia tus privilegios. Por ejemplo, puede decirte algo así como: “pasas demasiado tiempo con el niño”.  Sin embargo, puede que tú lo interpretes como celos hacia el bebé en lugar de hacia ti.

Por otro lado, en otras ocasiones los celos hacia el hijo se producen porque se sienten desatendidos por las parejas. El tiempo que había para disfrutar en pareja se diluye con la crianza del hijo.

Frases como: “ya sólo tienes ojos para el bebé” pueden ser frecuentes.

Por tanto, según estas dos hipótesis, los celos suelen producirse bien porque les gustaría ser “la madre” o persona que imparte los cuidados; bien porque anhelan ser “el bebé” o la persona que recibe los cuidados de la pareja.

Lo sé, suena un tanto raro, pero espero poder explicártelo mejor a lo largo de este artículo. De todas formas, recuerda que cada caso tiene sus particularidades.

¿Qué es el complejo de Layo?

Según la mitología, el rey Layo fue advertido por el oráculo de que su hijo lo mataría. Es por eso que acabó abandonándolo en una montaña para que muriera. Pese a eso, la profecía se cumplió.

Si trajéramos este mito al día de hoy, el complejo de Layo haría referencia precisamente a este miedo a ser remplazado por el hijo. De ahí, que muchas parejas se sientan amenazadas por los hijos y se hable de complejo de Layo para los celos del padre hacia el hijo.

–          Ana, pero ¿por qué mi pareja tiene celos de nuestro hijo?

Sencillo, porque en muchos casos el mito de Layo termina cumpliéndose.

La llegada de un bebé, o incluso los hijos de cualquier edad, suelen requerir mucho tiempo.

Es cierto que ya somos adultos y asumimos que la maternidad/paternidad puede ser así. Sin embargo, no tiene porqué ser tan desbordante como resulta en muchas ocasiones.

En terapia encuentro parejas que dejan de ser parejas para ser sólo padres/madres. Se olvidan incluso de ellos mismos y, por supuesto, de la relación en pareja.

Así, se van dejando arrastrar por las necesidades de los hijos no sólo los primeros meses, sino también durante años. Van supeditando el bienestar de la relación por la dependencia que van adquiriendo hacia los hijos.

En estos casos, ya no realizan escapadas románticas, las relaciones sexuales quedan en segundo plano, discuten más, disfrutan menos…

Ante este panorama, tiene cierta lógica sentir celos hacia la persona que acapara a nuestra pareja, ¿no crees?

  • Entonces, ¿quiere esto decir que no se pueden tener hijos, que los hijos rompen las relaciones?

No. Quiere decir que es importante comenzar a organizarse mejor.

Por lo general, cuando en terapia alguien me dice eso de “mi pareja tiene celos de nuestro hijo”, los animo a ver qué hay detrás.

Principales quejas de la persona que siente celos de los hijos

  • Mi pareja ya no se arregla nunca.
  • Nos corta el rollo que nuestros hijos puedan escucharnos manteniendo relaciones.
  • Para mi pareja lo más prioritario ya no somos nosotros, sino el hijo.
  • Mi pareja sólo tiene ojos para su hijo.
  • Se hace antes lo que diga el niño que lo que queramos nosotros.

Con mucha frecuencia estas quejas llevan a un gran nivel de ansiedad y malestar dentro de la relación. Es más, en ocasiones pueden desbordarse y hacer que un adulto se comporte como otro niño.

Nos suena un poco a: – Jo, ahora me toca a mí.

Sin embargo, tras las quejas suele haber un gran grito de socorro: ¡NECESITAMOS CAMBIOS!

¿Qué puedo hacer ante los celos de mi pareja?

Antes que nada, creo que hay que usar el sentido común. No requiere la misma atención un bebé de unos días, que un hijo de 10, 15 ó 20 años.

Tampoco es la misma situación si el hijo es de ambos que si son de otras relaciones anteriores, o si ha sido deseado o ha llegado sin ser querido. Cada caso es diferente.

Ahora bien, como digo siempre, la comunicación es fundamental.

Antes de tener un hijo juntos

Lo primero, hablad si ambos estáis de acuerdo en ello. Me he encontrado varios casos en los que el padre se ha negado a tener hijos y aún así, se han encontrado siendo padres. Es muy probable que en estos casos vivan la paternidad con el síndrome de Layo.

Dejad claro qué papel queréis desempeñar cada uno respecto al hijo. Qué tareas queréis compartir, qué tipo de crianza queréis mantener…

En definitiva, definid bien los roles y tareas que asumiréis cada uno y cómo vais a enfrentar la paternidad/maternidad.

Con la llegada del bebé

La clave: comunicación. Vais a estar cansados (especialmente los primeros meses) y necesitaréis de paciencia y comprensión mutua, pero, sobre todo, de comunicación.

Recordad que para que un hijo crezca feliz, es importante que sus padres también lo estén.

Seguid organizando encuentros románticos, y momentos a solas para disfrutar como pareja. Hablad con vuestra familia, amigos o contratad a alguien que se encargue del peque en momentos puntuales. Necesitáis tiempo en pareja, y no únicamente tiempo como padres.

En cualquier caso, y aunque sé que lo sabéis, para el día a día no hacen falta grandes gestos. Para demostrar amor a la pareja a veces una caricia, un beso, un pequeño detalle puede ser suficiente.  Cultivad vuestra relación a diario es importante.

Por otro lado, para evitar sentiros desplazados o sobrecargados, colaborad en las tareas de crianza de forma equitativa y rotativa. De esta forma, ambos podréis poneros en la piel del otro más fácilmente y empatizar con su situación.

Si el hijo ya es mayor

Dejemos de sobreproteger. Es natural seguir apoyando a nuestros hijos, pero eso no quiere decir que haya que desvivirse a cada paso.

Como nos decía mucho un profesor: “los hijos son para la vida, no para los padres”.

Hay que asumir que más tarde o más temprano levantarán el vuelo. Para que eso ocurra, debemos ir preparándolos a ser independientes y autosuficientes. Obviamente, conforme a la edad que van teniendo en cada caso.

En consulta me encuentro que muchas parejas se refugian en la crianza de sus hijos para no afrontar la realidad. En muchos casos, existe un malestar de pareja que, en lugar de afrontar, tratan de tapar con los hijos.

Los hijos no deberían marcar vuestro día a día, especialmente si son mayores. Hablad, expresad vuestras inquietudes y mejorad la comunicación con vuestra pareja. No pongáis la responsabilidad de vuestros malos rollos en la crianza dado que vosotros sois los adultos.

Ana, ¿y si a pesar de todo eso todavía mi pareja tiene celos de nuestro hijo?

Si a pesar de todo los celos continúan, quizás sea el momento de pedir ayuda. Como te comentaba, estos celos también pueden ocultar problemas dentro de la propia pareja.

A este respecto, ya sabes que, si deseas profundizar en tu caso concreto, estoy a tu disposición. Puedes reservar tu consulta justo debajo.

 

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