google-site-verification: google7dcda757e565a307.html

Cómo superar los complejos psicológicos: una guía en 7 pasos para liberarte de tus propias cadenas

Hoy hablamos de complejos, pero no de números complejos o complejos vacacionales, sino de complejos psicológicos, de esos que te hacen sentir mal contigo mismo/a y distorsionan tu autoconcepto.

Probablemente en alguna ocasión tus pensamientos te han impedido ser tú mismo/a al llevarte a pensar mal sobre ti. Estos pensamientos te hablan sobre tus imperfecciones (reales o no) y te llevan a crearte complejos.

De hecho, habrás oído hablar de personas que viven acomplejadas por su físico, su voz, su nivel económico… y es que, lamentablemente, complejos hay de muchos tipos.

Hoy hablaremos sobre qué son los complejos, cuáles son los principales complejos psicológicos y qué puedes hacer para dejar atrás tus inseguridades y superar complejos. Arrancamos.

Qué son los complejos:

Los complejos son un conjunto de ideas o creencias preconcebidas sobre nosotros mismos que nos llevan a sentirnos mal. Nos hacen ver nuestras imperfecciones (sean estas reales o no) y nos llevan a sentirnos mal por ser como somos.

Los complejos podrían definirse como creencias negativas sobre nosotros, arraigadas en nuestro subconsciente, que nos hacen sentir inferiores o insuficientes en algún aspecto de nuestra vida.

Por ejemplo, podemos tener complejos físicos como pensar que nuestra nariz es grande, o nos nuestros pies son demasiado pequeños y esto nos desagrada y nos hace sentir inferiores de algún modo.

De igual modo, podemos tener complejo sobre nuestras propias capacidades, posesiones y conductas. Por ejemplo, podemos sentir que somos más torpes de lo normal, podemos acomplejarnos por nuestro rendimiento sexual, o por nuestro estatus socioeconómico.

Es decir, hay muchos tipos de complejos y todos ellos son pensamientos e ideas, con carga emocional negativa, que nos limitan y nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial.

Qué causan estas inseguridades en nosotros:

Los complejos pueden ser causados por experiencias pasadas, comparaciones sociales o incluso por la hipocresía de la sociedad que nos rodea.

Complejos psicológicos nacidos por experiencias pasadas

A veces oímos tantas veces la misma cantinela y las mismas etiquetas que recaen sobre nosotros que acabamos creyéndolas, sean o no verdad.

Una clienta me decía cómo su madre le había repetido hasta la saciedad durante su infancia que era excesivamente delgada. Este adjetivo lo acompañaba de quejas y reproches, por lo que aprendió a autoetiquetarse de forma negativa y tener complejo de excesiva delgadez.

Otras personas han sufrido abusos e insultos por su condición física y han recibido insultos como “enclenque”, “ballena”, “raro”… En estos casos, la repetición hizo que el mensaje calara en ellas y lo vivieran como algo negativo a ocultar. Se fueron forjando así en ellos sus complejos.

Complejos surgidos por comparaciones sociales

No sólo nos demás nos etiquetan y nos comparan con lo “socialmente aceptado”, también nosotros mismos lo hacemos.

De hecho, los complejos surgidos por comparaciones sociales son bastante comunes. Tendemos a compararnos con otros pese a que todos sabemos que cada persona es distinta.

Pensamos que nuestro salario es insuficiente cuando descubrimos que nuestro compañero gana más que nosotros. Creemos que somos malos en algo y nos acomplejamos porque damos con alguien a quien se le da mejor o presume de ello. Las comparaciones son odiosas, pero nos cuesta desarraigarnos de esta práctica de comparación.

De hecho, la comparación social está a la orden del día y es generadora de muchos complejos. Ya en otro artículo hablé sobre cómo vencer la presión social, por lo que te animo a echarle un vistazo.

Algunas consecuencias de vivir acomplejados:

Si bien el catálogo de consecuencias derivadas de los complejos puede ser muy variado, quiero resaltar especialmente dos: daños en la autoestima con sus correspondientes consecuencias, y generación de hipocresía social.

Daños en la autoestima

Como puedes imaginar, nuestros complejos nos llevan a hablar mal sobre nosotros mismos, a sentirnos inferiores y, en definitiva, a tratarnos mal de alguna manera.

A largo plazo esto puede a llevarnos a ocultar partes de nosotros o de nuestra personalidad. Por ejemplo, tratamos de disimular nuestra barriga no usando determinada ropa, o nuestra inseguridad dejando de acudir a eventos.

Es decir, nos limitamos nuestra forma de vivir y expresarnos y, de no compensarse de alguna manera, esto nos puede arrastrar a crisis de ansiedad, depresión, soledad…

Hipocresía social

Muchas veces, las personas actúan de una manera que no refleja realmente cómo se sienten internamente. Tan sólo hay que pasarse por las redes sociales para ver cómo muchos se ocultan tras fotos retocadas.

Obviamente, esto puede ser una forma de ocultar nuestros complejos y protegernos de posibles críticas o rechazo. Sin embargo, la hipocresía solo nos aleja de la autenticidad y nos impide enfrentar nuestros complejos de manera saludable.

Es más, hace que los complejos de otros se arraigan al llevarlos a pensar en cánones de belleza, comportamiento o moralidad poco realistas.

Vivimos en un mundo hipócrita en el que se nos dice constantemente que debemos ser perfectos, tener cuerpos esculturales, ser exitosos en nuestras carreras, tener relaciones perfectas y sentirnos alegres y positivos constantemente. Ante esta presión social por buscar cánones son imposibles de lograr, es normal que surjan complejos. Nos comparamos, pero no con quiénes están en las mismas condiciones que nosotros, sino con aquellos estereotipos que nos duelen.

La hipocresía social nos aleja de quiénes somos en realidad, y nos limita en nuestras acciones y formas de pensar. Nos impide ver la diversidad, la amplitud de la realidad, y esto nos hace más manipulables y menos humanos.

Cuáles son los principales complejos psicológicos:

Si bien aparentemente los complejos físicos son los más populares, no debemos pasar por alto algunos complejos psicológicos importantes.

Entre los complejos psicológicos más comunes, y de los que seguramente hayas oído hablar, quiero destacar: el complejo de inferioridad, el de superioridad, el complejo de Edipo o Electra,  el complejo de culpa y el de mártir.

Todos estos complejos son dañinos y nos impiden ser auténticos. Cada uno de ellos tiene sus propias características y desafíos, pero todos pueden ser superados con tiempo y esfuerzo. Te dejo más adelante algunos tips para lograr vencerlos.

El complejo de inferioridad:

Este complejo nos frena a la hora de enfrentar una tarea. Implica sentimientos de timidez, agresividad, menosprecio hacia nosotros mismos y nuestras capacidades. Nos lleva a sentirnos inadaptados, torpes y a calificarnos de forma negativa. Es decir, daña de forma importante nuestra autoestima. Por suerte, si lo necesitas, todavía estás a tiempo de fortalecer tu autoestima. Hablo de ello en otros artículos.

Complejo de superioridad:

El complejo de superioridad nos puede llevar a sentirnos mejores que el resto, a actuar con arrogancia y juez de los demás. Nos aleja de la empatía y poco a poco irá minando nuestras relaciones sociales, haciendo que quedemos cada vez más solos y aislados.

Complejo de Edipo o Electra:

Aunque no suelen emplearse a modo coloquial, quería mencionarte estos tipos de complejos por su popularidad. Ahora bien, estos complejos están sumamente ligados al psicoanálisis y, sin ser estrictos, podemos definirlos como la ambivalencia entre los deseos de amor y odio hacia los progenitores. Es por ello que pueden interferir en tus relaciones familiares y llevarte a sentir raro, incomprendido, atacado …

El complejo de culpa:

Se asocia directamente con la emoción de culpa, con la sensación de haber hecho algo mal y ser mala persona. Sentir culpa es una emoción normal que puede aparecer en momentos puntuales de nuestra vida. Ahora bien, si esto te sucede con demasiada frecuencia y con cualquier decisión, pensamiento o acción que emprendes, puedes desarrollar un complejo de culpa bastante incapacitante que te lleve a sentirte mal contigo mismo y distorsione tu visión de ti mismo/a. Al final, hagas lo que hagas, te sientes mal por actuar de una forma u otro y esto te genera gran malestar.

Complejo de mártir:

Este complejo nos lleva a adoptar un papel de víctima que nos aleja de asumir responsabilidades de nuestros actos. Es muy probable que no sientas que tienes este complejo o rol y que sean otros quiénes te lo señalen. Sin embargo, es probable que tu vivas la dureza de tu realidad como un castigo, un sacrificio por otros o un deber impuesto. Mantener estas ideas sobre ti mismo (por ejemplo, asumiendo que tienes una mala suerte tremenda, que el mundo va contra ti o que es tu obligación sacrificarte por otros) no te ayudará a crecer, sino que te mantendrá en una visión distorsionada de la realidad provocándote dolor e indefensión.

Cómo vencer los complejos psicológicos y brillar con seguridad

Si quieres conquistar tus miedos y superar tus complejos, te animo a revisar los siguientes tips prácticos para una mente más fuerte y alejada de complejos.

  1. Reconoce y acepta tus complejos:

No me cansaré de decirlo, el primer paso para superar cualquier problema es reconocerlo y aceptarlo. No te avergüences de tus complejos, todos tenemos alguno (aunque a veces ni nos demos cuenta de ello).

Acepta que tienes áreas en las que te sientes inseguro y comprende que eso no te define como persona. Tú no eres tus complejos.

Para lograr este primer paso te animo a practicar la autoobservación. Puedes hacerte preguntas del tipo:

¿Hay alguna situación o persona ante la que de repente me sienta inferior a otros?, ¿en qué me limita este complejo?, ¿en qué medida depende de mí y puede modificarse?, ¿realmente esto tiene tanto valor como le otorgo?

Revisa tus complejos y anótalos para poder explorarlos con detenimientos, ver qué pensamientos hay detrás de ellos y a qué tipo de conductas te llevan. Si te están limitando, es momento de actuar sobre ellos.

  1. Trabaja en tus emociones y tu autoestima:

Los complejos psicológicos están estrechamente relacionados con nuestras emociones y nuestra autoestima.

Aprende a identificar y gestionar tus emociones de manera saludable. Ya sabes que desde terapiaconAna estamos comprometidos con la educación emocional y cada semana puedes encontrar, en mi canal de YouTube, shorts donde explico la importancia y significado de distintas emociones para pasar de endemoniarlas a aliarte con ellas.

Es más, tú también puedes contribuir a terminar con la hipocresía emocional dejando de criticar aquellas emociones que te son incómodas o mal vistas socialmente, para pasar a escucharlas, entenderlas y aprender de ellas. Aliarte con tus emociones te ayudará a creer más en ti y ganar seguridad, fortaleciendo así tu autoestima.

Ahora bien, te adelanto que emanciparse emocionalmente de las exigencias sociales no es sencillo, requiere entrenamiento. Es posible que trabajar tus emociones suponga desaprender lo que sabes de ellas para volver a re-educar tu mente, y esto puede incluir acudir a terapia, practicar la meditación o simplemente dedicar tiempo a actividades que te ayuden a conocerte y te hagan sentir bien contigo mismo. La dificultad que encuentres en este paso dependerá mucho de lo arraigado que estén tus complejos en ti.

  1. Deja de compararte con los demás:

La comparación es la raíz de muchos complejos. Recuerda que cada persona es única y tiene sus propias fortalezas y debilidades. En lugar de compararte con los demás, concéntrate en tu propio crecimiento y desarrollo personal.

Lo sé, a veces es más fácil decirlo que hacerlo. Nos han educado basándonos en comparaciones, quien es más alto o más bajo, quién saca mejores o peores notas en el colegio, quien gana más como adulto… Sin embargo, es importante que dejes de poner el foco en otros para ponerlo más en ti. Revisa si estás donde quieres estar con independencia de lo que hagan, digan o piensen los demás.

Acudir a terapia puede ser una buena manera de aprender a percibir tu propio valor, con independencia de el de otros.

  1. Cambia tu diálogo interno:

Como hemos visto, nuestros complejos psicológicos se alimentan de nuestro diálogo interno negativo. Nos hablamos mal o nos creemos las palabras dañinas que otros nos lanzan.

Comienza a practicar la autocompasión y el amor propio. En lugar de criticarte constantemente, date palabras de aliento y reconoce tus logros. Ya te hablé en otro post sobre cómo influyen las palabras en nuestra autoestima, te animo a revisarlo para que ganes conciencia sobre ello.

  1. Rodéate de personas positivas:

El entorno en el que te encuentras puede tener un gran impacto en el mantenimiento de tus complejos psicológicos. Busca personas que te apoyen y te animen en lugar de aquellos que te hacen sentir inferior. Rodéate de personas que te hagan sentir bien contigo mismo y que valoren tus cualidades.

Recuerda que como te trates a ti mismo/a marcará el punto de inflexión sobre cómo permites a otros que te traten. De igual modo, el cómo te traten otros te permitirá ver a través de sus ojos las virtudes o debilidades que guardas en ti. Por eso mismo, es importante rodearse de las personas adecuadas. Acércate a personas que te quieren bien y te conocen, y huye de aquellas que sólo te juzgan y critican.

  1. Date tiempo:

Recuerda que superar tus complejos psicológicos no es un proceso rápido ni fácil. Requiere paciencia, autodisciplina y un compromiso contigo mismo. Eso sí, te aseguro que el resultado vale la pena.

Imagina cómo sería tu vida sin la carga de esos complejos, sin la constante sensación de no ser suficiente. ¡No te rindas, tú puedes hacerlo!

No trates de quitarte todos tus complejos de golpe, ve poco a poco, de uno a uno. De esta manera te será mucho más sencillo conseguirlo, aunque quizás se demore un poquito más en el tiempo.

  1. Pide ayuda si lo ves necesario:

Superar los complejos psicológicos es posible, pero no siempre es fácil dado que muchos pueden llevar décadas arraigados en nosotros. Es por eso que si sientes que alguno de estos complejos está interfiriendo en tu vida con más fuerza o frecuencia de la que deseas, mi recomendación es que te animes a pedir ayuda.

A este respecto ya sabes que me tienes a tu disposición. Puedes reservar tu cita más abajo.

Te animo también a no perderte ninguno de los contenidos que comparto semanalmente, tanto en mis redes sociales como a través de mi newsletter. Suscríbete gratis y únete al club de curiosos emocionales. Recuerda: los emancipados emocionales somos más libres.

Cargando ...
Compártelo con tus amigos