Qué hacer cuando las cosas no salen como a ti te gustaría
Cómo superar la frustración cuando las cosas no salen como quieres
Autora: Ana Hidalgo
¿Eres de los que te frustras rápidamente cuando las cosas no salen como a ti te gustaría?
¿Afectan tus frustraciones a tus relaciones de pareja?
Cuando las cosas no salen como teníamos pensado, es fácil dejarnos llevar, irritarnos y enfadarnos.
El problema, es que esto suele tener consecuencias pues, generalmente, terminamos pagándolo con quien tenemos más cerca, nuestra pareja.
Tanto si te sientes frustrado porque tu pareja no cede a tus peticiones o expectativas, como si tu malestar se produce fuera de la relación, tu estado de humor puede alterarse si no le pones pronto remedio, por lo que más tarde o más temprano se reflejará en tus actos.
El tener poca tolerancia a la frustración puede ser una bomba de relojería para tu relación de pareja.
¿Qué es la frustración?
La frustración es el sentimiento que surge cuando se le priva a alguien de lo que esperaba o se malogra un intento.
Esto es, nos frustramos al no lograr nuestros deseos, encontrarnos constantes obstáculos o no ver recompensados nuestros esfuerzos.
La frustración puede generar ansiedad, enfado e incluso depresión.
¿Cómo reaccionamos cuando estamos frustrados y cómo afecta a nuestra pareja?
La frustración genera ansiedad y esta, con frecuencia, se manifiesta en conductas tales como: gritar más, estar irritables, impacientarnos…
Lo curioso es que se tiende a racionalizar nuestras emociones y creemos que esto justifica nuestras conductas.
Por ejemplo, gritas a tu pareja porque, de nuevo, no ha cumplido con su parte de las tareas domésticas. Sin embargo, te crees con autoridad para gritarle.
A veces también, tratamos de echar las culpas a otros, y volcamos en ellos nuestra frustración, atribuyéndoles nuestros pensamientos, y descargando en ellos nuestros sentimientos de culpa, lo que nos lleva a continuas discusiones en las que nadie gana.
Por otro lado, en algunas ocasiones, la frustración puede llevarnos a tirar la toalla.
Dejamos que nuestro objetivo se olvide y comenzamos a sembrar la indefensión en nosotros, lo que a la larga puede desembocar en problemas de comunicación con la pareja o incluso en depresión.
Siguiendo con el ejemplo anterior, dejas de pedirle a tu pareja que cumpla con su parte de las tareas domésticas y acabas quemándote por ser tú quien cede siempre, comienzas a sentirte como un “calzonazos” o como su criada y esto te lleva a deprimirte.
¿Cómo crees tú que reaccionará tu pareja si gritas, estás irritable, le acusas indebidamente, o ve cómo te deshinchas y te rindes sin luchar? Muy probablemente, no muy bien.
El cómo reacciones cuando te sientes frustrado marcará una clara diferencia en tu relación.
De hecho, se puede aprender de la frustración.
La frustración te está indicando que, de algún modo, tú sabes que puedes hacer las cosas mejor de cómo las estás haciendo ahora. Tienes la confianza de que las cosas pueden cambiar, aunque el método que ahora mismo estés empleando no sea el más adecuado.
Por tanto, la frustración te indica que puedes lograr tus objetivos, aunque necesitas ser más flexible para lograrlos.
¿Qué hacer cuando las cosas no salen como a ti te gustaría?
- Trata de encontrar un momento de relax. Sal a caminar, escucha música y relájate.
- Evoca situaciones en los que sí has logrado tus objetivos.
- Acepta que el mundo no gira a tu alrededor y las cosas no siempre saldrán como te gustaría, si el plan A no funciona, intenta con el B, C…Z y pide a tu pareja que te ayude a encontrar soluciones.
- Recuerda que tú decides sobre tus emociones, y por tanto, tú eres el responsable de tus sentimientos, no tu pareja.
- Piensa sobre todo lo que puedes perder si no controlas tu frustración, ¿te merece la pena?
- Reconoce qué situaciones son las que te sacan de tus casillas y te dejan frustrado.
- Busca las creencias y pensamientos erróneos que hay en ti que te están limitando a la hora de enfrentar el problema que te frustra. Permanece atento a las ideas de tipo dicotómico “todo/nada”, catastróficas “horrible/no lo soporto” y a las falsas obligaciones “debería…”.
- Cultiva el sentido del humor y aprende a reírte de tus problemas.
- Pregúntate, ¿esto por lo que estoy irritado es realmente importante, me seguirá afectando el mes que viene, o el próximo año?
- No confundas tus deseos con tus necesidades.
- Practica la tolerancia a la frustración. No trates de solucionar todo de forma inmediata, de vez en cuando permítete no ser perfeccionista o que las cosas no sean tal como las pensaste en un primer momento.
- Cuida tu lenguaje y la forma en la que te hablas a ti mismo. Programa tus pensamientos adecuadamente. (Recuerda las cookies cerebrales).
Finalmente, si sientes que tu frustración está mermando tu calidad de vida, pide ayuda profesional, acude a un psicólogo colegiado.
Ya sabes que me tienes a tu disposición en mi centro de psicología en Alcorcón, así como en internet.
Pincha aquí para contactarme.
Sobre la autora:
“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.
Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.
Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com”.
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