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Le quiero, pero no tenemos nada en común

¿Puede funcionar mi relación sin cosas en común?

Autora: Ana Hidalgo

  • Ana, le quiero, pero no tenemos nada en común, ¿qué hago?

Esta es una frase que he oído decenas de veces tanto a amigos como a clientes.

Sin embargo, debo confesarte que no tiene una respuesta del todo sencilla pues depende de varios factores.

Por ejemplo, no es lo mismo estar iniciando una relación en la que ya desde el minuto uno encuentras que no hay nada en común, pese a tener unas relaciones sexuales extraordinarias, que, tras una larga y feliz relación, descubrir en un momento dado que ya no hay nada en común.

El primer caso es más sencillo, posiblemente se trate de una relación fugaz en tu vida en la que no hay demasiado en juego.

En este caso, es muy posible que la relación no siga adelante, al menos sino os une nada más que el sexo.

En el segundo caso, cuando las emociones están más arraigadas, y hay un pasado en común, puede parecer más complicado.

Esta sensación de no tener nada en común puede llevarte a crear grandes dudas sobre si continuar o no la relación.

  • Entre semana todo bien, la convivencia es buena y cada uno atiende a su trabajo, pero el fin de semana…un desastre.

Si la convivencia es buena ya tenéis un punto a favor, así que, vamos por partes.

¿Seguro que no tenéis nada en común? Parece raro pues al menos coincidís en la forma de convivir.

Quizás en este momento no veas aquello que tenéis en común, pero, ¿acaso nunca habéis tenido nunca nada en común?

A) Ana, no teníamos nada en común desde el principio de la relación.

B) Sí, al principio sí teníamos cosas en común, pero creo que sólo por agradar.

C) Por supuesto, al principio teníamos muchas cosas en común, pero han ido desapareciendo.

Es posible que, en la etapa de enamoramiento uno de los dos o ambos cedieseis a las peticiones del otro a fin de continuar con la relación.

Según ganasteis confianza, y la relación se fue asentando, cada uno empezó a acomodarse y sacar su auténtico yo.

Pese a ello, seguisteis adelante por algún motivo, quizás el miedo a la soledad, la presión social, o porque, pese a no verlo, sí teníais algo en común que os unía.

Ahora bien, ¿qué os sigue manteniendo juntos?, ¿sigue primando la relación?, ¿sigue siendo algo importante para vosotros?

Una relación de pareja no conlleva compartir todas las horas libres que se tengan.

Por lo general, es beneficioso que ambos tengáis tiempo para vosotros y tiempo para estar en pareja.

¿Cómo hacer esto cuando no disfrutáis de los mismos hobbies?

Sencillamente disfrutando el uno del otro.

La palabra NADA es muy grande, enorme diría yo, y por eso es importante replantearse sus auténticos límites.

Plantéate, por ejemplo:

¿Qué proyectos tenéis en común como pareja?

¿Sabes qué os gusta al uno del otro?

¿Qué te lleva a amar a tu pareja?

¿Recuerdas qué os gustaba hacer antes en pareja que hayáis dejado de hacer?

Con frecuencia, no se trata de que no haya nada en común en la pareja, sino que se ha cambiado el foco de atención.

Probablemente os estéis centrando más en los puntos de discordia que en los posibles puntos en común.

¿Y qué pasa en las vacaciones?

A este respecto, te remito a un artículo anterior: qué hacer para no discutir en vacaciones, puedes leerlo pinchando aquí.

¿Desde cuándo no sacáis tiempo para vosotros dos solos, sin hijos, familiares, amigos o móviles cerca?

Quizás esto os pueda servir para volver a conectar el uno con el otro.

Insisto, no se trata de que dejéis de hacer actividades por separado o de que alguno renuncie a sus hobbies, sino de buscar conciliación entre ser individual y ser dentro de una pareja.

Cuando algo realmente nos importa, terminamos sacando el momento, el tiempo y la energía para llevarlo a cabo.

Por eso, sinceramente, pregúntate: ¿estáis poniendo tiempo y energía en que vuestra relación funcione?

Ana, ¿y qué pasa si no buscamos ese espacio para ambos, si sentimos que no nos merece la pena?

En esta misma pregunta está la respuesta: no os merece la pena.

A veces confundimos amor con dependencia, monotonía o cariño y esto puede frenarnos a la hora de tomar decisiones importantes.

En cualquier caso, si estáis en punto muerto y no sabéis cómo continuar, os recomiendo acudir a terapia de pareja.

La terapia ayuda a ordenar ideas, ver qué es lo que realmente quiere cada miembro y tomar decisiones.

Ten en cuenta que la terapia de pareja no es un pegamento de pareja, sino que en ocasiones puede ayudar a hacer menos dolorosa la ruptura.

Si deseas recibir mi ayuda profesional, puedes contactarme en terapia@terapiaconana.com


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Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com”.

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