google-site-verification: google7dcda757e565a307.html

DOS VERDADES QUE TE HARÁN REFLEXIONAR Y TE AYUDARÁN EN TUS RELACIONES

Verdades que antes nadie te había dicho.

Autora: Ana Hidalgo

Aún a riesgo de parecer una bocazas y una ordinaria, pienso que ya es hora de que alguien diga en alto dos verdades que pocas veces se suelen oír.

Si bien hoy las centro en las relaciones de pareja, pueden aplicarse a cualquier otro ámbito de la vida.

La primera: “Todos tenemos piedras en los zapatos que no queremos soltar”.

La segunda: “Aunque no te los veas, tú también tienes pelos en el culo”.

Puede que te estés preguntando: “Ana, ¿y esto a qué viene?”

Muchas parejas llegan a mi consulta tras olvidar estas premisas y quiero recordarlas para que nadie sufra por su olvido.

Te lo explico un poco mejor a continuación.

SOBRE LA PIEDRA EN LOS ZAPATOS:

En las relaciones de pareja, con frecuencia permitimos que se nos acumulen pequeñas piedrecitas en nuestros zapatos:

  • Aquella vez que cediste para no discutir pero que por dentro te reconcomes por no haberte expresado claramente.
  • El pequeño secreto que decidiste ocultar y que de vez en cuando te mete en apuros.
  • La duda que no supiste resolver y no te decidiste a preguntar.
  • Eso que no te atreviste a decir o confesar, como un “te quiero” o un “lo siento” en el momento adecuado…

Cada una de estas pequeñas cargas, de estas piedrecitas, se acumulan en nosotros y nos incomodan al andar en pareja.

Lo peor de todo, es que cargamos con ellas porque queremos, porque no queremos soltarlas, y conllevan una mala comunicación.

¿Por qué permitimos que esto suceda?

Nos ponemos muchas excusas a la hora de mantener estas piedras en nuestras relaciones, entre ellas:

  1. La costumbre.

  • “Las cosas han sido así siempre, Ana. Si no se habló en su momento ¿por qué cambiarlo ahora?”
  • “La respuesta es sencilla: porque os sigue dañando”.

Los platos que no se lavan se acumulan en la pila, y los problemas no resueltos terminan explotando en el peor momento.

Ojo, una vez aclarado y resuelto el tema, se zanja, se aprende, y se olvida la discusión.

  1. El miedo a lo desconocido.

  • El refrán dice: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
  • Si eres de los que piensas así, te respondo con otro refrán: “quien no arriesga, no gana”.
  1. No querer perder los beneficios que nos aporta.

  • “Todo tiene un lado bueno y un lado malo y, quizás mi piedra me aporte algo”
  • Cierto, por eso debes valorar si te compensa o no el cambio, si ganarías o perderías sacándote esta carga.

Sopésalo y decide. De este modo, si conservas tu piedra, podrás llevarla sin lamentaciones, sabiendo que es algo que tú has elegido y por tanto, más que una carga, es un complemente que tú decides llevar.

  1. No saber cómo hacerlo.

Si estás petrificado y no sabes qué hacer porque la comunicación con tu pareja no fluye, acude a un profesional.

Igualmente, te recomiendo mi libro: “Cómo mejorar la comunicación con nuestra pareja” con un montón de ejercicios prácticos.

  1. La vergüenza al qué dirán.

Si después de tanto tiempo, te da vergüenza admitir que te habías equivocado por miedo al qué dirán, o por una pequeña mentirijilla que te consume, tendrás que pensar qué es más importante para ti, si las apariencias o tu bienestar.

A veces es necesario salir de nuestra zona de confort y permitirnos pensar en nosotros mismos, recuerda tus derechos asertivos.

  1. Las prisas, la procrastinación.

Si tu “piedrecita” no te lastima demasiado, quizás pienses que es algo que puedes resolver más adelante.

Sin embargo, si procrastinas, hasta una pequeña piedrecita puede producir una gran infección por una rozadura mal curada.

Si vais acumulando pequeñas piedrecitas en vuestra relación de pareja, al final habrá un desierto entre vosotros.

SOBRE LOS PELOS EN TU CULO:

Respecto a la segunda verdad, debo confesar que se lo escuché por primera vez a la grandísima Concha Velasco y aunque lo aplicaba en otro contexto, creo que en este también es muy acertado.

A veces olvidamos que nosotros también somos personas, que tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes y, aunque no las veamos tan fácilmente, están ahí.

En las relaciones de pareja hay que recordar esto con cierta regularidad, pues nuestra pareja no es perfecta, pero tampoco lo somos nosotros.

Es importante que no se nos suban los humos de grandeza, que tratemos con respeto a quien tenemos al lado y lo escuchemos incluso cuando pensemos que está equivocado.

Cuando aprendemos a escuchar y respetar, dejando atrás nuestra propia soberbia, con frecuencia descubrimos que la realidad es muy amplia.

 

Recordar que tú también tienes pelos en el culo puede ayudarte a escuchar más y gritar menos, mejorando así vuestra comunicación.

Bajo mi punto de vista, estas son sólo dos verdades que te ayudarán a reflexionar a la hora de caminar por la vida, y en pareja.

Es importante no someterse y caminar con la frente alta, pero sabiendo que tú también tienes pelos en el culo.

De igual modo, recuerda que las piedras de tus zapatos estarán ahí mientras no decidas hacer algo al respecto.

 

Para comenzar a tomar acción, mejorar tus relaciones y tu calidad de vida, te recuerdo que puedes contactar conmigo aquí.

Estaré encantada de ayudarte, bien desde mi centro de psicología en Alcorcón, bien a través de internet.

Sobre la autora:

Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog.

 

Compártelo con tus amigos